Por: Álvaro Monge Zegarra
Gestión, 19 de diciembre del 2023
La anemia está en niveles altos, alrededor del 41.5% con una tendencia ligeramente creciente”.
El desarrollo adecuado de los niños no solo es un derecho fundamental, sino que sus efectos sobre la productividad de una economía justifican la preocupación por parte de los Estados modernos por generar evidencia alrededor de esta temática y mejorar sus mecanismos de atención. Al respecto, una buena práctica que ha surgido en los últimos años por parte del INEI es el reporte de indicadores de resultados de los programas presupuestales al primer semestre.
Usualmente, este reporte es publicado a fines del tercer trimestre de cada año y procesa el 50% de la muestra de la ENDES. Entre los datos que se estiman, destacan variables de desarrollo infantil temprano (DIT) como anemia y desnutrición. Si bien estos indicadores adelantados no son proyecciones, sí permiten definir una tendencia preliminar y, en el mejor de los casos, ser funcionales a que las autoridades tomen acciones estratégicas de manera oportuna.
Considerando la información publicada para este 2023, la desnutrición crónica infantil en niños menores de 5 años habría retomado una tímida tendencia decreciente luego del ligero aumento entre 2021 y 2022 (11.5% vs 11.7%), así el indicador adelantado para el presente año sería de 11.1%. Por otro lado, en el caso de la anemia, pareciera que continuaría la ligera tendencia creciente. Considerando el grupo etario entre 6 y 35 meses, la incidencia habría pasado de 42.4% en el 2022 a 43.6% en el 2023. De este modo, este año estaría replicándose lo que se ha vuelto casi una constante en los indicadores DIT en el periodo pospandemia: la desnutrición estabilizada a niveles bajos alrededor del 11.5% con una tendencia ligeramente decreciente y una anemia estabilizada a niveles altos alrededor del 41.5% con una tendencia ligeramente creciente.
Además, es interesante notar que esta recurrencia se encuentra parcialmente correlacionada con las tendencias mostradas por la cobertura de servicios críticos orientados a atender ambas condiciones de vulnerabilidad infantil. Así, mientras que la cobertura de controles de crecimiento (vinculadas a resultados nutricionales) han aumentado en el periodo, la cobertura de suplementación de hierro (vinculada al control de la anemia) ha disminuido.
Si bien esta evidencia no es casual, sugiere la importancia de intervenciones que permitan aumentar la cobertura de estos servicios para atender la anemia y la desnutrición. Para ello, es necesario entender que dicha cobertura estará condicionada a factores de demanda (la adherencia al tratamiento) y de oferta (la provisión del servicio).
En el primer caso, un resultado bien establecido en la literatura es el efecto de las transferencias condicionadas (por ejemplo, de Juntos) en incentivar la demanda por estos servicios a partir del mecanismo de las corresponsabilidades. Sin embargo, también es cierto que sus efectos sobre resultados DIT se agotan en la medida en que no haya un adecuado acompañamiento de la oferta. Es ahí donde surgen, en el segundo caso, intervenciones que buscan promover la provisión oportuna de servicios a partir de mayor presupuesto, pero también a partir de mejoras en la gestión.
Es sobre este último grupo que desde Macroconsult hemos venido produciendo evidencia. Por ejemplo, recientemente, el MIDIS publicó la evaluación de impacto que hiciéramos sobre el piloto de la Estrategia de Gestión Territorial Primero la Infancia (EGTPI). Los resultados de esta investigación permiten extraer importantes lecciones. Así, la evaluación arroja que las acciones de fortalecimiento institucional implementadas por el Midis sí habrían tenido un efecto en institucionalizar ciertos procesos, pero habrían sido menos eficaces en promover otros. En el primer grupo destacan, por ejemplo, acciones alrededor del seguimiento nominal, la cual es una actividad crítica para monitorear el nivel de atención que reciben los niños en el distrito.
En el segundo grupo, están las acciones de articulación intergubernamental que o bien se implementaron de manera incipiente o no llegaron a institucionalizarse. Aparentemente, la persistencia relativa de la intervención fue un factor crítico en este desempeño diferenciado.
Respecto a los indicadores de cobertura no se encuentran impactos en la mayoría de ellos, pero sí en el caso de la cobertura de suplementación de hierro. Este último es un resultado muy favorable tomando en cuenta, además, que el mismo pareciera haber estado influido por las acciones de seguimiento nominal, lo que aboga a favor del diseño conceptual de la estrategia.
En síntesis, la lectura transversal de estos resultados permite delinear una agenda para el escalamiento del piloto. Por ejemplo, este debería considerar la importancia del acompañamiento y capacitación continua del Gobierno central a los gobiernos subnacionales; la necesidad de incentivar un mayor trabajo articulado entre distintos niveles de gobierno y las instituciones con presencial local; y la relevancia que adquiere la necesidad de aprovechar sinergias con otras intervenciones del Estado, sobre todo aquellas vinculadas a implementar diferentes esquemas de incentivos sobre la oferta.