Por: Álvaro Monge Zegarra, socio de Macroconsult.
Gestión, 19 de enero del 2022
Gestión, 19 de enero del 2022
“La productividad media real del trabajo formal llega a ser casi 5 veces la estimada para el sector informal”.
Afines del año pasado el INEI publicó los resultados de la cuenta satélite del sector informal en el Perú. Con ello, la institución aproxima el tamaño y evolución del PIB de este sector. Las estadísticas presentadas son para el período entre 2007-2020 y resultan útiles para comprender la naturaleza dual de la economía peruana. En este artículo comento tres hallazgos que, a mi juicio, son los más resaltantes que se pueden inferir del estudio.
Primero, entre 2007 y 2020 el Valor Agregado Bruto informal (una aproximación cercana al PIB) alcanzó en promedio el 21% del total nacional. El resultado se encuentra por debajo de las estimaciones internacionales que arrojan para Perú niveles cercanos al 46% (según Medina y Schneider para el año 2017 en su publicación mas reciente). No obstante, es importante notar las diferencias metodológicas y conceptuales entre las cifras del INEI y la comparativa internacional. las segundas son más cercanas al concepto de economía subterranea identificada a partir de variables que correlacionan con la informalidad (lo que hace sobreestimar los resultados) y las primeras infieren un sector informal desde una metodología contable más cercana a las cuentas nacionales, pero mirando únicamente la actividad económica de las familias. (lo que las hace subestimarlos). En todo caso, independientemente de estas diferencias, lo que los resultados confirmarían es la naturaleza urbana de la informalidad en países en desarrollo. El documento del INEI arroja, por ejemplo, que la parte no agropecuaria estaría explicando casi el 70% del PIB informal en el período.
Segundo, en los 5 años anteriores a la pandemia, el PIB informal creció por encima del PIB formal. Usando los deflactores del PIB total del BCRP y las cifras nominales del estudio del INEI, se puede concluir que en el período 2014-2019, mientras la economía formal crecia a un ritmo de 3% en términos reales, la economía informal lo hacia a un 4%. No obstante, la crisis del 2020 fue más dura en el sector informal generando una contracción real de casi 18% frente a un más resiliente sector formal, cuya contracción alcanzo alrededor del 9%. Esta evidencia es consistente con los hechos estilizados ya conocidos de la recesión de ese año: un shock que particularmente intenso en los segmentos urbanos de baja productividad.
Tercero, la productividad media real del trabajo formal es casi 5 veces la estimada para el sector informal. No obstante, más interesante aun es comprobar que esta brecha se ha reducido con el tiempo, dado un mayor incremento de la productividad en el sector informal (3,3%) frente al formal (2,4%) a lo largo del periodo. Si bien aún la brecha es amplia (más aún luego de la recesión de 2020) es una trayectoria que merece atención sobretodo a partir del año 2021 dado el potencial efecto desplazamiento del sector informal en el formal durante el período de recuperación.