Luis Carranza, Ex ministro de Economía y Finanzas
El Comercio, 08 de diciembre de 2015
El ex presidente Alejandro Toledo mencionó un poema, “Verde que te quiero verde”, en su discurso de CADE para referirse a Ica y a la necesidad de obras de irrigación para la región. Este hermoso texto de Federico García Lorca emplea de modo magistral el color verde para aludir tanto a la esperanza como a la muerte.
Estos fueron los dos polos sobre los que giró el último CADE. Un gobierno que termina como empezó: confrontando y peleando. Incapaz de asumir su rol ni siquiera en los descuentos que va jugando. Reactivo en las formas y en el fondo. No entendió nunca que las políticas públicas se hacen con la cabeza, no con el corazón ni con el hígado. Hasta aquí con la muerte, vamos con la esperanza.
Al margen de los estilos y los acentos en los temas, lo fundamental es el consenso alcanzado en los discursos de los candidatos presidenciales. Existen cinco temas sobre los que hubo coincidencia.
El primero es la necesidad de impulsar el gasto público en infraestructura. El déficit en obras de irrigación, carreteras, agua y saneamiento, hospitales, escuelas y muchas obras más se calcula en US$160 mil millones.
Este aumento del gasto en infraestructura implicará en el corto plazo un gran empuje a la reactivación, pero lo fundamental es el impacto sobre la productividad de largo plazo. Este doble rol de la infraestructura es algo que el actual gobierno nunca entendió. Por ello, es correcto usar la capacidad fiscal que tenemos, porque más allá de la reactivación se trata de aumentar la productividad de largo plazo de nuestra economía.
La parte crítica de esta propuesta no está en la voluntad de hacerla ni en la capacidad financiera, sino en la capacidad de ejecución. Se necesitará un plan intenso que involucre aspectos legales y operativos. Allí estará la clave del éxito de esta política.
El segundo tema es la simplificación administrativa, evitar la sobrerregulación, tener celeridad en la administración pública para resolver los problemas de los ciudadanos y la eliminación de trámites innecesarios. La frase que se usó, en diferentes formas, fue “tener un Estado al servicio del ciudadano”. En este tema se incluye evidentemente el respeto de los derechos de propiedad y la predictibilidad de los fallos judiciales.
Este cambio de actitud por sí solo generará una mejor disposición a invertir en los agentes económicos; que se materializará en aumento efectivo de la inversión en cuanto se vayan consolidando los cambios y la reactivación de la inversión pública se haga patente. Recordemos que en plena desaceleración solo la política monetaria cumplió su rol, pero ya llegó a su límite. De allí que es importante que la política fiscal cumpla una función reactivadora.
En este punto habría que aclarar que se equivoca el gobierno, pensando que el uso de los recursos del fondo de estabilización fiscal vaya a generar pérdida de confianza en los mercados financieros internacionales. Si se usan para gasto corriente sí sería un despropósito, pero usarlos en un marco de responsabilidad fiscal en infraestructura (en la que verdaderamente necesita el país, y no en proyectos políticos como la refinería de Talara) no generará ningún problema. De hecho, haber abandonado la ejecución de infraestructura nos llevó a la pérdida de confianza de los agentes económicos locales. La prudencia implica uso responsable de los instrumentos y no restricción fiscal.
Los otros tres temas abordados por los candidatos fueron la seguridad, la inversión minera y la informalidad. En estos temas se notó más diferencias en los enfoques de los candidatos, pero es importante que se tenga conciencia de la necesidad de atacar los problemas existentes.
No comentaré los méritos de cada propuesta. Solo diré que enfrentar seriamente el problema de informalidad en el Perú pasa por una verdadera reforma laboral. Este tema fue el elefante en la cristalería, que nadie quería que se moviera.
El Estado cumple un rol tuitivo en la seguridad social, tanto en salud como en pensiones. Esta función la ejerce de manera compulsiva a través de “vehículos” que son las empresas formales. En la medida en que tengamos una frondosa regulación laboral nuestras empresas seguirán siendo informales y será imposible ejecutar esa función. Esperemos que el nuevo gobierno tenga la voluntad de sacar al elefante de la cristalería.
Avanzar en estos cinco temas implica reformas institucionales profundas que el país necesita. Sería muy positivo si los candidatos firman un compromiso de respaldo político al siguiente gobierno, cualquiera que este sea, sobre un plan mínimo de acción con el cual todos estén de acuerdo. Esto sería inédito en la política peruana y marcaría un inicio auspicioso para el próximo gobierno.
Finalmente, quiero terminar con un comentario personal. El ex presidente Alan García comentó en su mensaje que de ser elegido nuevamente convocaría al equipo del gobierno anterior, mencionando algunos nombres, entre los cuales estaba el mío. Agradeciendo esta muestra de generosidad y confianza, debo precisar mi voluntad de trabajar por la prosperidad del país desde el lado académico en el Centro de Competitividad y Desarrollo de la USMP.