Si efectivamente la inclusión y la mejora en las condiciones de vida de los más pobres del Perú es el objetivo fundamental de este gobierno, ¿por qué no se usa toda la capacidad de gasto que este gobierno tiene a su disposición? No lo entiendo.
En el Marco Macroeconómico Multianual (MMM) 2014-2016 se fija una meta de equilibrio fiscal para el 2014, 2015 y 2016. Esta guía sirve de base para elaborar los presupuestos públicos en los años respectivos. La Ley de Responsabilidad Fiscal, vigente al momento de elaborar el pre-supuesto para el próximo año, impone un límite al déficit fiscal de 1% del PBI y un tope al crecimiento real del consumo público de 4%.
Según esta ley, el gobierno podría gastar S/.6.000 millones más en infraestructura en el 2014 y ha decidido no hacerlo. No solo eso: para el 2015 y el 2016 también se estarían dejando de invertir en infraestructura S/.6.500 millones y S/.7.050 millones, respectivamente. ¿Por qué? No lo entiendo.
¿Acaso la deuda pública como porcentaje del PBI crecería de manera desbocada? No. Seguiría cayendo, aunque a menor ritmo. ¿Acaso tenemos un endeudamiento excesivo y es necesaria una fuerte restricción fiscal para reducir las tasas de interés y fomentar el crecimiento de largo plazo? Tampoco. La deuda bruta del sector público a ? n de este año será de 18% del PBI, nivel de deuda entre los más bajos del mundo, eso sin contar con los ahorros del sector público en el sistema financiero.
¿Acaso este aumento de 1% del PBI en mayor gasto generaría inflación? Para nada. El BCR acaba de bajar la tasa de interés de referencia preocupado por la desaceleración de la inversión privada y su pronóstico de crecimiento para el año está ahora más cerca de 5%. ¿Por qué la política fiscal no acompaña a la política monetaria?
¿Acaso hemos cerrado la brecha de infraestructura y estamos gastando la plata en elefantes blancos inservibles, como en Europa? Por supuesto que no. La brecha de infraestructura se calcula en más del 30% del PBI y, a medida que los ingresos de los peruanos sigan creciendo, la demanda por servicios también lo hará, y la brecha seguirá ampliándose: ya hoy en día es la principal limitante para el crecimiento. La mejora en la calidad de infraestructura en las partes más pobres del Perú explica el aumento sustancial en los ingresos de las poblaciones más vulnerables.
Si tenemos temor de que los ingresos fiscales se nos caigan porque los precios de los minerales caen en el futuro, entiendo perfecta-mente que no se gaste en aumentar el gasto corriente de manera exacerbada (como sí ocurrió en el 2012 sin ninguna justificación por ciclo eco-nómico), pero ¿dejar de construir un puente, una carretera o una posta médica? ¿Acaso no mejora la productividad y la calidad de vida de las personas? ¿Acaso es un gasto recurrente? ¿Acaso no lo necesitamos?
La idea de tener una regla fiscal estructural no es buena. Garantiza la sostenibilidad de la deuda pública, pero no es una política fiscal óptima para un país como el nuestro. Tener una regla estructural implica que las brechas de infraestructura y sociales están cerradas y que los shocks cíclicos sobre ingresos hay que neutralizarlos. No es nuestro caso.
Como los mercados de capitales son imperfectos, es importante tener un nivel de deuda bajo para acceder al financiamiento de largo plazo a tasas bajas, pero, una vez que se tienen las cuentas fiscales saneadas y un bajo nivel de deuda, ¿no es mejor un enfoque estructural de largo plazo de la política de gasto público para cerrar las brechas? Y, en términos de los procedimientos, también tenemos las mismas restricciones: por ejemplo, se sigue sin dar continuidad a los proyectos de inversión pública y se ha perdido una buena oportunidad para que las licitaciones se hagan con cargo al presupuesto del próximo año. Cuando se tiene solvencia financiera, lo más importante es darle estabilidad y predictibilidad al gasto.
Nadie quiere un déficit fiscal desbocado ni que la deuda pública crezca de manera desorbitada, como ocurrió en el pasado, pero la excesiva restricción fiscal no es lo más deseable en las actuales condiciones. ¿Por qué este gobierno está dejando de gastar en lo que queda de su mandato S/.20.000 millones en infraestructura para los más pobres? No lo entiendo.
Publicado en El Comercio, 12 de noviembre del 2013