Por Luis Carranza
(El Comercio, 12 de Mayo de 2015)
Las instituciones que promueven el crecimiento toman en cuenta la naturaleza de los individuos (ver artículo “Lecciones de monos”) y la forma cómo interactúan estos individuos (ver artículo “La caza del ciervo”). Las instituciones y las políticas públicas que afectan a dichas instituciones que no toman en cuenta los incentivos a trabajar e invertir de las personas y las restricciones en su interacción, tanto en términos cooperativos como en términos de competencia, nos llevarán inexorablemente al fracaso.
Pero modificar o implementar instituciones a través de reformas estructurales tiene costos políticos importantes y es fundamental entender las prioridades y la secuencia de las reformas, que a su vez dependen de las etapas de desarrollo económico, social y político en las que nos encontramos. Por eso, antes de abordar qué tipo de instituciones y en qué secuencia se deberían implementar, es necesario entender la mecánica de crecimiento.
El crecimiento económico no es otra cosa que el aumento sostenido de la producción total de bienes y servicios en una sociedad a lo largo del tiempo. Esta producción depende de factores productivos (fundamentalmente capital, trabajo y tierra) y de que tan eficiente seamos combinando dichos factores. Este último componente, llamado productividad, es el más importante para entender por qué los países alcanzan la prosperidad.
Existen cuatro formas en que se puede mejorar la productividad en una sociedad. La primera y la más elemental es por el uso eficiente de los factores productivos. Así, destinar una hectárea de tierra a sembrar espárragos en vez de sembrar arroz determina un aumento significativo de la productividad. ¿Cuáles son las trabas para que esto ocurra? ¿Qué instituciones se pueden implementar para acelerar el proceso de uso eficiente de las hectáreas y el agua que tenemos en el país? De igual manera, las reformas de liberalización financiera de la década de 1990 generaron una mejor asignación del crédito para financiar proyectos de inversión, contribuyendo al aumento de la productividad. En la misma línea, ¿qué reformas necesitamos en el mercado laboral para incrementar la productividad?
La segunda manera de incrementar la productividad es a través de economías internas. Este es uno de los círculos virtuosos del crecimiento. Mayor volumen de producción en una empresa lleva a aprovechar economías de escala, reduciendo sus costos unitarios de producción, pudiendo hacer más ganancias aumentando sus volúmenes de inversión. La competencia garantiza que los precios y, por tanto, los márgenes de ganancia vayan en el largo plazo a la baja, pero con una reconfiguración total del tamaño de la empresa y de la estructura de la industria. Esta fase se presenta en los sectores no transables en la medida en que tengamos un crecimiento sostenido de las clases medias, lo cual estaría liderado tanto por crecimiento del empleo como por salarios. La confusión en algunos políticos es la causalidad del proceso, creyendo que los salarios internos pueden aumentarse por decreto, cuando es el propio mercado y su dinámica el que determina los aumentos en función del crecimiento de la productividad y del exceso de mano de obra.
La tercera manera de incrementar la productividad es a través de economías externas. Esto ocurre cuando el tamaño de una industria es tal que se presentan oportunidades de reducir costos unitarios de producción de manera significativa debido al crecimiento de infraestructura asociada, mano de obra calificada con alta especialización en la industria original e industrias relacionadas y, finalmente, por el surgimiento de proveedores estratégicos que venden bienes o servicios a la industria en cuestión aprovechando a su vez economías de escala. Para países que no tienen mercados internos muy grandes, como el Perú, el desarrollo de economías externas se asocia a industrias de exportación.
Finalmente, la última forma de ganar productividad es a través de la innovación en cualquiera de sus modalidades, innovando en procesos, productos y, por supuesto, tecnología. ¿En qué debemos poner el énfasis? ¿Cuál es la secuencia que deberíamos seguir? ¿Qué reformas necesitamos?
En su afán de evadir la responsabilidad por la desaceleración actual, el gobierno culpa ahora al sector privado de no invertir, cayendo en medidas contradictorias en el corto plazo en vez de entablar un diálogo estratégico para identificar en términos de políticas transversales cuáles son los principales limitantes para incrementar la productividad del país.