Luis Carranza
Perú21, 13 de abril del 2025
«Los países crecen y se desarrollan por sus propias políticas y condiciones, y no por tener más o menos ZEE. De hecho, lo que se encuentra es que al inicio puede existir un impacto positivo, pero después la actividad económica de las ZEE declina y a lo mucho crece al mismo ritmo del país», señaló Luis Carranza.
Informe económico por Alpha Asesoría Estratégica
Existe un gran entusiasmo por las zonas económicas especiales (ZEE), como si esa sola medida fuera la fórmula mágica que nos llevaría al desarrollo. Entonces, ahora queremos poner ZEE por todo el país. Eso no es así. Existen más de 5,000 ZEE en la mayoría de países y lo que queda claro es que no es una fórmula mágica. Los países crecen y se desarrollan por sus propias políticas y condiciones, y no por tener más o menos ZEE. De hecho, lo que se encuentra es que al inicio puede existir un impacto positivo, pero después la actividad económica de las ZEE declina y a lo mucho crece al mismo ritmo del país.
Tal como podemos ver en la figura 1, tenemos 4 ZEE que operan (Zofratacna, Ilo, Matarani y Paita) y 3 que no operan (Tumbes, Loreto y Puno). El impacto de nuestras ZEE ha sido nulo: no han tenido mayor impacto en exportaciones ni en atracción de inversiones ni en generación de empleo.
Las ZEE son áreas geográficas delimitadas que se constituyen para facilitar el tránsito de mercaderías en un espacio aduanero extraterritorial. Las ZEE deben de contar con capacidad operativa e infraestructura para facilitar las actividades productivas. Pueden tener o no otros beneficios tributarios, como exoneraciones de impuesto a la renta.
La primera ZEE que se constituye en el mundo fue en la zona naval en Brooklyn, Nueva York, en 1935. En esos momentos el mundo vivía los estragos de la Gran Depresión de 1929 y los Gobiernos habían puesto altos aranceles, generando muchas distorsiones, que se evitan en este entorno extraterritorial.
En un amplio estudio del Banco Mundial1 se analizan 553 zonas en todo el mundo para determinar qué aspectos operativos de las ZEE han tenido mayor impacto. Los resultados son elocuentes. La localización y el mayor tamaño de las zonas son aspectos relevantes. Asimismo, las zonas con actividades industriales con alto contenido laboral, más que temas de servicios o conocimiento, tienden a ser más exitosas. Mientras que aspectos operativos sobre si el manejo es público o privado no son relevantes. De otro lado, los beneficios tributarios son marginales para determinar el éxito de una ZEE.
Ahora tenemos una gran discusión sobre la creación de las ZEE a lo largo y ancho de nuestro país, y donde han puesto todo el peso de la discusión es en los beneficios tributarios, como si fuese la variable más relevante para atraer inversiones. Lo que finalmente es relevante para que una ZEE pueda atraer inversiones es que se encuentre en un punto neurálgico de rutas logísticas, donde se puedan generar economías de aglomeración en determinadas industrias (en función de la demanda del mercado), y que cuente con las condiciones de infraestructura necesarias. Chancay es una zona geográfica que tiene el potencial para convertirse en una ZEE exitosa donde se desarrolle un hub logístico, con servicios y producción, para el comercio entre Asia y Sudamérica. Chancay puede convertirse en lo que fue Singapur para el comercio en Asia en los 60. Pero, para que eso se concrete, se requiere una mejora sustancial de la infraestructura y la conectividad con Brasil (ver figura 2). En el resto del país no hay otra área geográfica con las características y la potencialidad de Chancay.
Respecto al tema tributario, si se cumplen las condiciones necesarias, evidentemente que mayores beneficios tributarios ayudarán a atraer inversiones. Sin embargo, existen tres consideraciones básicas. Primero, no se puede otorgar beneficios tributarios solo para exportación porque se consideraría una competencia desleal y acarrea sanciones internacionales. En segundo lugar, de acuerdo con tratados internacionales, los países cuyas empresas operan en zonas con beneficios tributarios tienen la posibilidad de cargarles hasta un 15% del impuesto a la renta generada. Esto ha hecho que a lo largo del tiempo las ZEE hayan ido incrementando sus tasas impositivas. Y, finalmente, la consideración de que, a mayores beneficios tributarios, existirá una fuerte presión política de otras zonas del país para obtener beneficios similares.
Este último punto es clave. No podemos correr el riesgo de debilitar la sostenibilidad fiscal en el largo plazo permitiendo la proliferación de las ZEE y que sirvan de instrumento para evitar el pago de impuestos.
1 Special Economic Zones. An operational review of their impact (2017).