Luis Carranza
Perú21, 30 de junio del 2024
“El precio del cobre no determina el crecimiento de una economía. Esta lo hará si existen las políticas adecuadas para atraer inversión y mejorar la productividad, cosa que no está ocurriendo ahora” .
El desarrollo reciente de los eventos económicos nos muestra cuatro grandes errores conceptuales que se han venido discutiendo o afirmando y conviene poner las cosas en la perspectiva correcta.
“Estamos a punto de perder el grado de inversión”
Esta afirmación no tiene ningún asidero técnico. De hecho, la última reducción en la calificación corresponde más a una decisión drástica que se justificaba por temas cualitativos, pero que no se sustentaba por deterioro de valores cuantitativos. El Perú terminó 2023 con 33% de deuda sobre PBI, muy por debajo del promedio latinoamericano. Los países latinoamericanos que recientemente perdieron el grado de inversión han sido Colombia y Panamá, ambos con niveles de deuda en torno al 60% y con eventos muy negativos que gatillaron la reducción en la calificación. En el caso de Colombia, la fracasada reforma tributaria en 2020 y en el caso de Panamá, la decisión de revocar el contrato con Minera Panamá en 2023.
Es cierto que el continuo deterioro de las cuentas fiscales lleva a preocupación en el largo plazo y que, si seguimos con niveles de déficit entre 2% y 3% la deuda como porcentaje del PBI tendrá una senda creciente, pero no hay forma que, en los próximos años, con los niveles de deuda más bajos para países con BBB- nos quiten el grado de inversión.
“El precio del cobre determina el crecimiento de la economía”
Durante el periodo 2006 – 2011 el precio de la libra de cobre estuvo en promedio en 320 centavos de dólar. Según los opositores al gobierno del presidente García, el alto crecimiento promedio de esa época, cercano al 7%, se debía al alto precio del cobre. Pero, en el periodo 2022 – 2023 el promedio del precio de la libra de cobre estuvo en 392 centavos de dólar, muy por encima del promedio anterior, pero el crecimiento promedio fue solamente de 1.1%. Pero, ¿no era que el precio del cobre explicaba por sí solo el crecimiento económico?
El precio del cobre es importante para el crecimiento a través de tres canales. El canal público, pues la mayor recaudación puede ser usada en aumentar o mejorar las infraestructuras y eso tiene fuerte impacto de largo plazo (como en el gobierno de García) o puede ser usado para aumentar gasto público, que solo tiene impacto en el muy corto plazo (como en el gobierno de Humala). El segundo canal es el de inversión privada directa en mayores proyectos mineros, si es que ese precio alto se vislumbra sostenido en el tiempo. El tercer canal tiene que ver con la demanda por bienes y servicios internos debido al aumento de la actividad minera. Ese canal desgraciadamente todavía no es muy fuerte en Perú.
Pero como la evidencia lo muestra el precio del cobre no determina el crecimiento de una economía. Esta lo hará si existen las políticas adecuadas para atraer inversión y mejorar la productividad, cosa que no está ocurriendo ahora.
“Industrialización es igual a desarrollo”
Estamos entrando en un escenario de descontrol político con medidas muy populistas, que en el pasado fueron funestas para el país, y parece que ya nos olvidamos. Dentro de esas medidas, aparte de aumentos descontrolados del gasto y de medidas para reducir impuestos, se está retomando la idea que la industrialización garantiza el desarrollo del país. Lo que genera desarrollo es el aumento constante de la productividad, que generalmente viene acompañado de industrialización, pero no siempre. Lo importante aquí es discutir cuáles son las políticas económicas que nos llevarán a aumentar la productividad de nuestra economía y no crear distorsiones protegiendo a la industria local que en realidad solo destruye la productividad.
“La política y la economía van por cuerdas separadas”
Extrapolando la experiencia en Italia, después de la posguerra, donde la turbulencia política no afectaba el crecimiento, se pensaba en el Perú después de la crisis política de 2000, que la política no afectaba la economía. La verdad es que la turbulencia política no afectará la economía siempre y cuando se respeten tres condiciones: (i) las instituciones se mantienen sólidas, (ii) las políticas económicas no se vuelven populistas y (iii) no se afecta la credibilidad de los inversionistas en que se garantizarán las reglas de juego y se respetarán los contratos y la propiedad.
Desgraciadamente en nuestro país, desde el gobierno de Humala se ha venido retrocediendo consistentemente y en los últimos años la situación se ha vuelto muy preocupante. Nuestros líderes políticos se están encargando de destruir las fortalezas de la economía peruana. Los cálculos arrojan que nuestro potencial de crecimiento de largo plazo está en torno al 2%.
Y con estas cifras entramos al cuento de terror
De haber crecido al 7% desde 2011, en 2023 nuestro PBI por habitante hubiese sido de 24,752 dólares (a valor constante, ver Figura 1), muy similar al de Chile, y, por lo tanto, la pobreza hubiese estado como en Chile en torno al 5%. Lamentablemente, nuestros políticos se dedicaron a destruir el bienestar de los peruanos. Un cuento de terror para más de 8 millones de peruanos.