El reporte del Banco Mundial preparado por la Comisión de Crecimiento y Desarrollo encuentra que solo 13 economías han sostenido tasas promedio de crecimiento anual superiores al 7% por 25 años en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial. La tasa de 7% es el nivel crítico escogido porque un crecimiento promedio de esa magnitud por diez años haría duplicar el producto nacional, lo cual se caracteriza como milagro económico.
¿Cuál es el secreto de estas economías? ¿Por qué existen economías que sostienen altas tasas de crecimiento durante períodos prolongados de tiempo? Estas preguntas son válidas a la luz de las recientes cifras del tercer trimestre, donde nuestro PBI solo ha crecido 4,4% y, más preocupante aún, la inversión privada lo ha hecho en apenas 2,1%, tasa que, exceptuando el 2009, año de crisis, no veíamos desde el segundo trimestre del año 2002, cuando la inversión privada cayó 0,5%.
Tener un crecimiento acumulado de 4,9% en lo que va del año es decepcionante si vemos que en el período 2006-2011 mantuvimos una tasa anual de crecimiento promedio de 7,2% (y de 8,4% si no contamos el 2009).
La visión de ver el vaso medio lleno, responsabilizando a la coyuntura internacional del bajo crecimiento, tampoco es reconfortante, porque existen cosas que están bajo nuestro control y que podemos hacer para seguir creciendo pese a la mala coyuntura internacional.
Veamos un caso concreto. Panamá y el Perú fueron las economías más dinámicas de América Latina en el período 2006-2011. ¿Por qué Panamá, estando más expuesta que el Perú a la volatilidad internacional, mantuvo tasas de crecimiento promedio por encima del 9% en el período 2011-2013? Por nuestra parte, caímos en la complacencia de contentarnos con 6%, creyendo que ese número estaba garantizado, y terminamos ahora con problemas para llegar al 5%.
Pero, más allá de comparaciones odiosas y de explicaciones coyunturales, lo relevante es regresar a la pregunta original: ¿cuál es el secreto de los milagros económicos?
La respuesta es muy simple: productividad. Esto es: qué tan buenos somos en producir bienes y servicios usando eficientemente los factores productivos (trabajo, tierra y capital).
La productividad de un país es la causa fundamental de la evolución de sus principales variables económicas, incluido el crecimiento del PBI. Así, los salarios reales, la inversión privada, el tipo de cambio y las tasas de interés reales están asociados en el largo plazo a la evolución de la productividad del país y cómo se compara con la productividad del resto del mundo.
Si en un sector la productividad se incrementa, eso atrae inversión y empleo, y luego los salarios en el sector empezarán a crecer. Si este crecimiento de productividad se generaliza, entonces el tipo de cambio real se apreciará en el largo plazo, y los ingresos empezarán a crecer de manera sostenida, lo cual mejorará las condiciones financieras y la capacidad de ahorro nacional.
Por tanto, la pregunta que deberíamos hacernos es ¿qué políticas mejoran la productividad y cuáles la empeoran? La respuesta constituye la base para un nuevo pacto nacional.
Y en ese difícil camino de construir un pacto nacional necesitamos cuatro elementos: (i) definir la visión de país, (ii) identificar las políticas y las acciones que requerimos, (iii) asegurar capacidad de ejecución y voluntad de acción de parte de los funcionarios públicos y (iv) conseguir el respaldo de las fuerzas políticas para implementar las acciones y políticas.
Regresando al caso de Panamá, ellos admiten sin ningún complejo que son una economía de servicios y que tienen que desarrollar infraestructura para ser una plataforma logística competitiva. Tienen una clara visión de largo plazo. ¿Sabemos nosotros cuáles son nuestras fortalezas y sobre qué pilares basar nuestro desarrollo? ¿Estamos dispuestos a admitir, al menos mayoritariamente, que el camino más rápido a la prosperidad pasa por explotar racionalmente nuestros recursos naturales, tal como se ha hecho en Noruega o Australia?
Parecería que no tenemos las cosas claras y que pensamos que el turismo rural en Cajamarca puede generar más valor para el país que un proyecto minero. Seguimos discutiendo sobre el rol del Estado en la actividad privada y confundimos los propagadores con los motores de crecimiento.
Mientras no nos pongamos de acuerdo con la visión de país de largo plazo y definamos las prioridades de la política económica en función de la productividad, seguiremos siendo un país de ingreso medio.
Publicado en El Comercio, 26 de noviembre de 2013