Luis Carranza, Ex ministro de Economía y Finanzas
El Comercio, 13 de setiembre de 2016
Hasta hace unos pocos años, al igual que regiones vecinas, Apurímac presentaba los indicadores más desalentadores del país en materia de bienestar económico y social. La región se encontraba en un estado estacionario de reducido crecimiento económico y elevada pobreza. En el 2007, los indicadores de Apurímac como PBI per cápita, nivel de pobreza y desnutrición crónica estaban en las ubicaciones 24, 23 y 20, respectivamente, de un total de 24 regiones. La competitividad regional se encontraba en el penúltimo lugar.
Este lúgubre panorama ha comenzado a cambiar. La acertada decisión de la población y sus autoridades de apostar por el crecimiento económico impulsado por la inversión es el factor del cambio. El proyecto Las Bambas se ha convertido en el motor del crecimiento económico de Apurímac. En los últimos ocho años, el PBI real regional ha crecido en promedio más de 8% anual. En sus etapas iniciales de exploración, construcción y desarrollo, el proyecto ha generado una fuerte dinámica sectorial, principalmente en construcción, servicios y agricultura que han aumentado en el mismo período 260%, 57% y 44% en términos reales, respectivamente.
El ingreso promedio mensual por persona en la región ha aumentado en 114% entre el 2007 y el 2015 (pasó de 432 a 926 soles). Al 2015, el 98,8% de las personas económicamente activas se encuentra laborando. De la misma forma, los sectores que más han crecido en empleo son construcción, hoteles y restaurantes, minería y comercio alcanzando un incremento de 103%, 54%, 45% y 41%, respectivamente. Todo este fuerte dinamismo económico ha permitido que la pobreza regional disminuya de manera sustancial, de aproximadamente 74% en el 2009 a 36% en el 2015.
Asimismo, este fuerte impulso en la actividad minera está alimentando mayores recursos para inversión pública, la cual ha crecido un 590% entre el 2007 y el 2015. La inversión pública de los municipios de la región aumentó de 28 millones a 406 millones de soles y la del gobierno regional de 58 millones a 244 millones de soles.
Así también, parte de los recursos obtenidos por el Estado en el proceso de concesión del proyecto minero a través del Fondo Social Las Bambas ha sido destinado en favor de la población. El Fondo Social ha ejecutado 121 millones de soles, con una cartera de 84 proyectos sociales. Del total de proyectos sociales, 33 correspondieron a agua y saneamiento, 21 a educación, uno a salud, tres a energía y 26 a fortalecimiento de capacidades en generación de empleo en favor de la población. El Fondo Social Las Bambas tiene un alto nivel de ejecución de los recursos entre los fondos sociales del país, con un 91,7% de ejecución. Asimismo, la creación de mecanismos públicos innovadores como el adelanto de parte del canon ha permitido financiar proyectos de inversión pública de manera temprana.
En los siguientes años, el pueblo apurimeño puede avanzar por la senda de la prosperidad, pero debe vencer todavía ciertos obstáculos que van desde las protestas antimineras radicales, pasando por mitigar los impactos negativos que pueda tener la operación minera, hasta una buena gestión pública a nivel local. Para ello se requiere un trabajo coordinado de todos los actores políticos y sociales de la región. Esta labor debe ser liderada por el gobierno regional para trabajar una agenda de prosperidad que permita utilizar los enormes recursos del canon de la manera más eficiente y evitar las malas experiencias vividas en otras regiones que no supieron aprovechar las ventajas de la explotación de los recursos naturales.
La agenda de prosperidad tiene que construirse de manera consensuada y, si bien es cierto que la columna vertebral debe ser la infraestructura, no se deben dejar temas centrales como las mejoras en las condiciones de vida y los indicadores sociales, así como los temas de capital humano y proyectos productivos. El Apu Rimaq nos puede contar la ruta a la prosperidad que debería recorrer nuestro país.