Por: Leonie Roca, Presidenta de AFI
Gestión, 6 de noviembre de 2019
El enfoque es fundamental para lograr resultados, más aún cuando los tiempos apremian. Es clave, por lo tanto, tener claridad sobre cuáles son las prioridades, aquellas que no deben distraernos para ejecutar adecuadamente el Plan Nacional de Infraestructura (PNI).
Primero analicemos qué sector es el que puede mover la aguja más rápido. Por la envergadura de los proyectos y por su avance, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) es el que se lleva el premio. Entonces, el primer objetivo es enfocarse en él y armar un equipo muy ágil y solvente, con competencias claras y consolidadas que le permita avanzar. Un apoyo estructurado de una oficina de proyectos (PMO) que se encargue del monitoreo de todos los proyectos en curso, su debida articulación y seguimiento, podría ser una buena idea para fortalecer institucionalmente a este ministerio tan crítico.
Segundo, evaluando cuáles son los principales impedimentos para acelerar la marcha de los proyectos de transporte incluidos en el plan, encontramos que hay dos asuntos a abordar. El primero, tiene relación con los procesos de discusión y aprobación de las necesarias adendas que requiere esta nueva ola de inversión. Hoy una adenda pasa por el ministerio, Ositran, Contraloría y el MEF. Cambiar esta ruta en un escenario de gran desconfianza por los casos de corrupción vividos no parece una buena idea, pero sí se puede generar equipos interinstitucionales que incluso trabajen físicamente en el mismo lugar, que reciban delegación clara de sus respectivas instituciones y que logren que un proceso que hoy es secuencial, se convierta en uno de un solo paso.
Otro tema importante es el referido a los procesos de aprobación de expedientes de ingeniería y de los distintos documentos que cualquier inversión requiere. Aquí se puede aplicar un esquema parecido al de las adendas y sumarle un agresivo programa de contratación de empresas especializadas que permitan acelerar las aprobaciones de expedientes y el inicio de la inversión. Este rol debería cumplirlo la PMO contratada, y se podrían emitir normas que eviten que dos instituciones como Ositran y el MTC tengan que hacer la revisión de un mismo tema, agregando la competencia en esta única instancia.
Tercero, tenemos las demoras propias de procesos de aprobación y autorización municipal para la ejecución de estos proyectos que son de infraestructuras nacionales. Aunque parezca increíble, un puerto concesionado, con expediente técnico aprobado por Ositran y el MTC, igual requiere habilitación urbana, licencia de obra, conformidad de obra, inspección de Indeci y otros tantos trámites adicionales. En esta línea, aclarar normativamente que el contrato de concesión o el expediente de ingeniería aprobado es el título habilitante para realizar la inversión, es fundamental.
Todo ello debe ser propuesto, discutido y aprobado con absoluta transparencia, y más en estos tiempos caracterizados por sanas investigaciones fiscales y periodísticas sobre los roles público y privado en los procesos de adjudicación de proyectos de infraestructura llevados a cabo en las últimas décadas.
En resumen: un MTC fortalecido con apoyo de una PMO; normas que permitan un trabajo intersectorial a través de equipos con amplias delegaciones y responsabilidad y que agilicen los procesos de aprobación de las ingenierías (prepublicadas y discutidas para evitar cuestionamientos posteriores); y una autorización habilitante de carácter general que evite demoras municipales en trámites que son razonables para la construcción de un edificio de vivienda, pero no de una infraestructura de transporte de uso nacional.