Página web de León Trahtemberg, 21 de Mayo de 2017
Estamos acostumbrados a escuchar que en los primeros tres, cinco ú ocho años de vida se forjan las principales componentes del cerebro y la personalidad que constituirán la plataforma funcional básica de toda persona para toda su vida. Sin embargo se suele confundir los aprendizajes en matemáticas, lectura y eventualmente ciencias como si fueran los indicadores de poseer las habilidades claves para la vida futura.
Efectivamente las principales habilidades (life skills) que van más allá de las matemáticas, ciencias y lectura que todo adulto necesita para toda su vida se forjan desde la infancia, pero muchas escuelas no las cultivan porque no las tienen a la vista por lo que no empoderan óptimamente a sus alumnos.
Ellen Galinsky en su libro «Mind in the Making: The Seven Essential Life Skills Every Child Needs» (2010) comenta siete de ellas:.
1) Focalización y autocontrol: en un mundo que está repleto de distracciones y información, no hacer cosas impulsivas o de modo automático (autodisciplina).
2) Tomar perspectiva: tener una idea de lo que otros quieren, no quieren, piensan, sienten, entender qué es lo que pasa en la mente de los otros, evitar involucrarse en conflictos. Desarrollar empatía y cognición social.
3) Comunicación: saber qué y cómo decir las cosas para que el otro las capte y entienda y cómo escuchar las que el otro le quiere decirle a uno.
4) Hacer conexiones entre figuras y palabras, entre palabras y conceptos, entre cosas tanto las obvias como las más originales y creativas.
5) Pensamiento crítico: escoger información relevante y verificable, evitando asumir mitos o slogans, para que guíen las creencias, decisiones y acciones.
6) Asumir retos y desafíos: saber lidiar con retos en lugar de evitarlos o simplemente salir del paso; lidiar con el estrés pero además asumir desafíos aunque sean difíciles. Gustar de los desafíos y no darse por vencidos es crucial.
7) Metas de aprendizaje auto-propulsados: tener curiosidad para aprender por el propio interés sin que medien consignas externas.
En suma, cuando uno piensa en la pedagogía para el siglo XXI en vez de focalizarse obsesivamente solo en matemáticas o lectura tomadas como fines últimos, hay que girar hacia el desarrollo de las habilidades requeridas para toda la vida.