Por: Julio Pérez Alván, Presidente de ADEX
Expreso, 16 de diciembre del 2023
“Con la democracia se come, se cura y se educa”, señaló Raúl Alfonsín al asumir la presidencia de Argentina el 10 de diciembre de 1983. Cuarenta años más tarde y luego de varias gestiones mayormente peronistas que llevaron a ese país a un deterioro económico y social, Javier Milei del Partido Libertario (PL), tomó en sus manos el futuro de los casi 46 millones de argentinos.
Una hiperinflación galopante, un alto endeudamiento y una crisis social en la que, como siempre ocurre, los grandes perdedores son quienes menos tienen, han sido las características de esa nación que a inicios del siglo XX era considerada como una de las más ricas del mundo y denominada como el ‘granero del mundo’, haciendo referencia a sus agroexportaciones que aún hasta ahora son su principal sustento. ¿Algo de esto nos suena conocido?
Buenos Aires, su capital, era llamada ‘la París de Sudamérica’, pues resaltaba por su bella arquitectura de estilo europeo. Lo cierto es que en la actualidad el 40% de la población de ese país es pobre y el 10% vive en la indigencia, según lo indicó el propio Milei en su campaña rumbo a la presidencia.
Sin duda, el mensaje que dejaron los argentinos en las urnas llegó fuerte y claro a la clase política tradicional –fundamentalmente peronista–, y que ahora, en sus cuarteles de invierno, deberían evaluar y aceptar los grandes errores cometidos por defender una ideología que solo llevó pobreza.
Lo cierto es que Milei captó la desilusión y frustración de ese pueblo, algo que sucedió en Perú en 1990 cuando luego de varios años de dictaduras, gobiernos militares y gobiernos fallidos (Apra y Acción Popular), el electorado emitió un voto de rechazo a la clase política de ese entonces y eligió a Alberto Fujimori por encima del escritor Mario Vargas Llosa, quien, con total transparencia, mencionó en su campaña la necesidad de un shock económico.
Si bien Fujimori lo negó en su momento, la difícil situación de nuestro país no dejaba otro camino, fue así que un 8 de agosto de 1990, el entonces presidente del Consejo de Ministros y ministro de Economía y Finanzas, Juan Carlos Hurtado Miller, apareció en televisión nacional anunciando el incremento de los precios de los productos de primera necesidad, un ‘paquetazo’ que fue duro de asimilar, pero hoy, mirando en retrospectiva, creemos que fue necesario y el inicio de la transformación.
Se puso en marcha un proceso de apertura comercial con la firma de Tratados de Libre Comercio, crearon Prompex, ahora PromPerú, y se inició una etapa de privatización de empresas estatales, verdaderos elefantes que no representaban ninguna mejora a la economía ni llevaban beneficios a la población ¿se acuerdan cuánto demoraba tener una línea telefónica en casa? ¿Cuántas veces sufríamos de apagones y no solo por los atentados terroristas?
Todo esto me trae a colación a PetroPerú, empresa pública dedicada al transporte, refinación, distribución y comercialización de combustibles que se encuentra en crisis permanente y requiriendo un mayor apoyo fiscal para mantenerse a flote. ¿Cuándo será privatizada?
Finalmente, me permito hacer un rápido análisis geopolítico de lo acontecido en Argentina ¿La elección de Milei podría considerarse como un cambio en América Latina? Algunos podrían considerarlo así. En las últimas décadas algunos países transitaron más a la izquierda, pero luego enarbolaron posiciones más de centro o de derecha. Según el analista Andrés Oppenheimer, no vendría una marea diferente, pero si una ‘olita liberal’ que quizás marque el fin de un ciclo y el principio de otro. Esperemos que sí porque creemos firmemente que solo una real economía social de mercado nos ayudará a salir de esta situación y encaminarnos al desarrollo.