Por: Juan Stoessel
Perú21, 14 de enero del 2024
“Vale la pena reflexionar acerca de cómo nuestro país podría reforzar la seguridad para el turista”.
En los últimos días, dramáticas imágenes de Ecuador han dado la vuelta al mundo. Nuestros vecinos atraviesan una aguda crisis de inseguridad, que, además de afectar la vida y bienestar de los ciudadanos, está poniendo en jaque su industria turística. El impacto se ha traducido en la caída de reservas hoteleras, la cancelación de vuelos y cruceros, la reprogramación de eventos. Una consecuencia dura pero previsible. Los turistas viajan para relajarse y disfrutar, no para estar pegados al techo.
En Perú, tuvimos una coyuntura análoga hace un año, durante la ola de protestas. Las causas y circunstancias fueron diferentes, pero el efecto fue similar. Nuestra imagen se vio severamente deteriorada, 28 países nos pusieron travel warnings, el turismo se contrajo a la mínima expresión. Costó meses revertir ese retroceso, perdimos una temporada pico como es Año Nuevo, pero finalmente se superó. Como confiamos que Ecuador también lo hará.
Sin embargo, vale la pena reflexionar acerca de cómo nuestro país podría reforzar la seguridad para el turista. No pretendemos ser Suiza, pero, con algunas iniciativas simples y focalizadas, podemos marcar la diferencia.
Un primer frente son las comisarías. Aquellas situadas en lugares turísticos deberían contar con personal capacitado en cómo atender a los viajeros y que entiendan inglés. Agentes capacitados por Promperú, que al momento de rotar vayan a otras zonas con turismo, para no desaprovechar su expertise. Estas comisarías también deberían dar una atención más expeditiva. Un extranjero no puede perder un día de su itinerario esperando que lo atiendan. La consigna es tener comisarías amigables con el turista.
Otro pilar es reforzar la seguridad en las rutas turísticas. Nuevamente, no se trata de duplicar el número de agentes ni patrullar todo el territorio, sino enfocar esfuerzos donde se concentra el turismo. Informando al viajero cuáles son las rutas recomendadas para ir del aeropuerto a las zonas hoteleras. Brindando patrullaje en esas rutas, sobre todo de noche, para dar tranquilidad al visitante nacional o extranjero. Son unas cuantas rutas, unos cuantos polos de afluencia turística. Es perfectamente factible.
A nuestro Perú le sobran lugares maravillosos, pero la seguridad es un ingrediente clave. No estamos mal, pero podemos estar mejor. Nadie necesita inventar la pólvora; basta con un par de iniciativas bien puestas. El resultado será una seguridad más organizada, más eficiente, que nos hará aún más atractivos. ¡Hagámoslo!