Un nuevo reporte publicado por la agencia Bloomberg sitúa a Venezuela como la peor economía del mundo; léase, el peor prospecto basado en simples indicadores como crecimiento, inflación, desempleo, entre otros. De hecho, el Fondo Monetario Internacional espera que la economía bolivariana decrezca (sí, leyó bien) 7% este año. Pero lo económico no es lo peor de la historia venezolana; los principales líderes políticos encarcelados, los medios jaqueados por una mordaza autoritaria, todo ello mientras la corrupción galopa rauda y sin riendas. ¿Cómo llegaron a esto?
Venezuela no ha sido, siempre, un desastre. No al menos en esta dimensión; ciertamente los ingresos petroleros han sido desaprovechados, casi como un ritual llanero. En 1913, según datos del economista Maddison, los ingresos per cápita eran 20% de los ingresos de un norteamericano; para 1950 eran 78%. En 1973, en plena crisis del petróleo, estaban en 63%, en 1990 en 35%, y para el 2003 regresaban, lamentablemente, al 24%. Casi un siglo perdido.
Y los años chavistas, por supuesto, no fueron mejores. Se calcula que solo los ingresos por petróleo superaron los (lea bien) US$800,000 millones. Casi cuatros veces nuestro PBI anual. Si cuentan con acceso a cualquiera de las redes sociales, sabrán que hoy, en Caracas, no encuentran ni papel higiénico, ni leche, harina y otros productos básicos. De hecho, está prohibido filmar o tomar fotografías dentro de los supermercados (el desabastecimiento es vergonzoso).
Lo de Venezuela es inaudito: un país con ingentes recursos fue llevado por un grupete de corruptos al despeñadero. Esto no es socialismo, ni comunismo; lo de Venezuela es saqueo, robo, populismo y autoritarismo puro y duro.
Estados Unidos, como siempre, llega tarde. Dice el jefe del mando sur del Pentágono que se encuentran “cerca del colapso”. ¡Colapsaron hace rato! Pero si EE.UU. llegó tarde a la realidad, Latinoamérica ni se acerca. Nuestro país, parte involucrada en esta última escena, sigue mudo ante esta barbarie. No me avergüenza mi país sino sus autoridades.