Una reciente encuesta global de la empresa PEW Research (octubre 9, 2014) corrobora ciertos hechos observados localmente y plantea, para beneplácito de muchos, cierta confianza en nuestro modelo de desarrollo.
Lo primero por señalar es el marcado optimismo con el cual los países en vías de desarrollo acechan el futuro: 50% de los encuestados cree que sus hijos estarán mejor –en términos económicos– que sus padres, frente a un 25% que cree lo contrario. En los países desarrollados es al revés: 28% es optimista frente a un 65% pesimista. En el caso peruano, es 61% frente a 25%. El optimismo peruano, al profundizar la data, tiene asidero en nuestro marco, pero también esperanzas en que ciertas promesas sociales se cumplan.
Para el 56% de los encuestados localmente, tener una buena educación es la clave para salir adelante, para progresar en la vida; para 35% lo importante es el esfuerzo laboral; 20% cree que se da por conocer “a las personas claves”; 13% por la suerte; 7% por la “lotería al nacer” (si naciste en una cuna de oro o de barro); 13% por ser hombre, y solo 2% por corromper a funcionarios. Estamos a pocos pasos del promedio en lo que respecta a la educación, y a varios puntos en el esfuerzo personal, pero muy por debajo en aquellas ideas simplonas (a quién conoces, la suerte, la lotería al nacer, etc.).
Si bien es cierto que todavía un 54% de los encuestados ve la desigualdad como un gran reto, estamos por debajo del promedio (60%), lo cual implica que, en efecto, nuestra reducción en la desigualdad ha sido percibida (en Chile es 74%, Colombia 74%, Argentina 72%, Brasil 68% y Venezuela 59%). Al consultar sobre las medidas más eficientes para reducir la pobreza, el 49% cree en bajos impuestos frente a 33% que preferiría altos impuestos. El 53% prefiere el “libre mercado” frente al 31% que lo rechaza. Cifras parecidas a unas encontradas por otros estudios localmente.
La lectura es clara: estamos progresando, somos optimistas y deseamos profundizar las reformas de mercado.