Por: Juan Fernando Correa
Perú21, 23 de setiembre del 2023
“La legislación laboral en el Perú es discriminatoria, excluyente e insensible y debe ser cambiada radicalmente. Solo atiende a una pequeña parte de la población: los privilegiados del empleo formal”.
En los primeros 15 años de este siglo, el Perú fue uno de los países que más creció en la región. Además, tuvo la moneda más estable y logró una de las tasas más bajas de inflación. Se lograron avances muy positivos para millones de peruanos y se redujo la pobreza de 50% a 20%. Sin embargo, la informalidad laboral prácticamente no se redujo nada. Desde hace 10 años, 75% de los peruanos siguen trabajando en la informalidad.
Este es el resultado de una legislación laboral construida por los políticos populistas que piensan que regalarles más beneficios a los trabajadores formales los hará más populares. No les importa hacer más costoso el empleo formal. Para la izquierda, eso es parte de la narrativa de “Destruir al Monstruo”. Su cuento es que “la empresa es mala y los trabajadores son abusados”, por lo tanto, le ponen todo tipo de límites y candados.
El resultado es patético: la legislación laboral en el Perú es discriminatoria, excluyente e insensible y debe ser cambiada radicalmente. Solo atiende a una pequeña parte de la población: los privilegiados del empleo formal.
Las mypes no pueden cumplir las reglas y el trabajador que gana poco solo quiere efectivo y no beneficios postergados. El hambre supera la jubilación.
A los congresistas no les importa nada. La Comisión de Trabajo del Legislativo siempre es liderada por un partido de izquierda. Dicen que les interesa la igualdad, pero solo piensan en unos pocos: sus amigos sindicalistas. Nunca han propuesto nada para reducir la informalidad laboral. No sorprende, en ninguna parte del mundo la izquierda ha hecho nada positivo para crear o formalizar empleo. Si no hay cambios, seguiremos con la mayor discriminación.