Juan Carlos Tafur
Pie Derecho
19.09.2023
Entre la centroderecha torpe y fragmentada y la izquierda moderada, ausente y vacua, le están dejando la pista libre a los aventureros radicales, que cosecharán el inmenso descontento existente y el hartazgo ciudadano con el statu quo.
No solo la derecha, con su fragmentación e inopia, está contribuyendo a que en las próximas elecciones presidenciales sea la izquierda radical, disruptiva y antisistema, la que capture el protagonismo (no sorprendería una segunda vuelta entre dos candidatos de ese perfil), sino que también pone de su parte la llamada izquierda “moderna”, que brilla por su silencio.
Verónika Mendoza, la lideresa de este sector ideológico del país, ha decidido administrar su opacidad y aparecer solo en contadas ocasiones, dejándole la cancha servida a sus rivales políticos (porque la izquierda radical, sobre evidencia, aborrece a los llamados “caviares”).
Y sus principales figuras casi no aparecen. Muy de vez en cuando lo hace Sigrid Bazán, pero, sobre todo, para alentar proyectos laborales antiempresariales. No se le ha visto nunca protagonizar algún acalorado debate con sus vecinos de bancada, los fragmentos de Perú Libre, hoy asociados al fujimorismo y al acuñismo, con desparpajo.
Entre los grandes problemas que las encuestas refieren que preocupan en mayor medida a la ciudadanía, figura, de modo particular, la creciente crisis económica.
¿Alguien ha visto a Humberto Campodónico, Pedro Francke, Oscar Dancourt, Kurt Burneo o algunos de los muchos economistas de izquierda, prodigarse en los medios para plantear alternativas de solución? No aparecen.
En los temas de seguridad sí tienen presencia, pero es a título personal, no hay una postura partidaria que proponga alternativas de salida a este gravísimo problema social. Frente al llamado “plan Boluarte” o ante el pedido de facultades delegadas, esta izquierda no dice nada relevante.
Si la idea es guardar combustible para las elecciones están cometiendo un grave error. Porque no es que tengan un capital político que deban atesorar. Al contrario, no tienen esos activos, y, más bien, deben buscar tenerlos a punta de hacer política, lo que incluye alcanzar algún protagonismo mediático, cosa que no están haciendo.
Entre la centroderecha torpe y fragmentada y la izquierda moderada, ausente y vacua, le están dejando la pista libre a los aventureros radicales, que cosecharán el inmenso descontento existente y el hartazgo ciudadano con el statu quo. Lampadia