Juan Carlos Tafur
Exitosa, 05 de mayo de 2016
Más allá de las asperezas habituales de una contienda electoral, que seguramente dejará heridos y magullados en ambos bandos, tanto a Fuerza Popular como a Peruanos por el Kambio les debería caber un enorme sentido de responsabilidad política luego de las elecciones.
Estamos ante una situación excepcional: desde inicios del siglo pasado no ocurrían cuatro elecciones democráticas consecutivas y, además, desde la transición post Fujimori, nunca antes la derecha había copado la segunda vuelta con dos candidatos de su entorno.
A ello se suma la perentoria necesidad de un cambio hacia adelante, es urgente emprender profundas reformas institucionales y completar aquellas vinculadas al quehacer económico que hagan viable no solo el país sino el propio modelo.
Cae por su propio peso la prioridad que debe tener un esfuerzo común para lograr llevarlas a cabo. Un 80% de las decisiones de gobierno las toma el Ejecutivo sin pasar por el Congreso, pero las reformas de las que hablamos sí requieren el concurso del Legislativo. Y se espera no solo que ellas se aprueben sino que lo sean rápidamente.
No solo el sur espera un Estado eficiente y moderno. Lo reclama el país. En el norte por seguridad, en la selva por promoción, en el sur por acceso a los servicios básicos, en todos por infraestructura hoy detenida por un Estado que traba absolutamente todo.
Sea quien sea el ganador debe anotar la tarea que le corresponde. No serán 73 congresistas o 18. Serán cien, si se suman los de Fuerza Popular, de Peruanos por el Kambio, de Alianza para el Progreso y eventualmente los del APRA, una bancada reformista absolutamente mayoritaria, capaz de sobrellevar los costos de ejecución de las reformas y derrotar la resistencia que pueda despertarse.
Lampadia