Juan Carlos Tafur
Sudaca, 29 de julio de 2024
“La doctrina de la no intervención acaba cuando millones de ciudadanos son sometidos violentamente a los dictados de una cúpula privilegiada que se mantiene en el poder gracias al poder de las bayonetas”
El escandaloso fraude ocurrido en Venezuela, confirma que el régimen dictatorial y corrupto de Nicolás Maduro no se irá nunca del poder por las buenas y que la casta político-militar privilegiada con el latrocinio descarado de los recursos públicos de la potencia petrolera al norte del continente, lo acompañará en el sainete con tal de preservar el statu quo, sin importar la desmesura del fraude cometido, que ha ido a contrapelo radical de todas las encuestas que arrojaban un resultado inmensamente favorable para la oposición.
Se espera que la mayoritaria oposición venezolana convoque de inmediato movilizaciones de protesta que ya hemos visto cómo en otros países, véase Chile, han sido capaces de mover la aguja gubernativa. Ello debe ir acompañado de una reacción multinacional regional y global que tienda un cerco contra la dictadura sanguinaria de Maduro, respecto de lo cual no queda sino sospechar de una tremenda hipocresía norteamericana, que lleva a alimentar suspicaciasde otro tipo.
Bajo el disfraz del bloqueo se esconde una profunda inacción y desinterés de Washington respecto de lo que sucede en Latinoamérica. ¿Intervienen en Medio Oriente o en Asia sin tutías y no son capaces de contribuir efectivamente al derrocamiento de tiranos como los de Cuba, Nicaragua y Venezuela? ¿Solo le interesa socavar democracias -como lo ha hecho secularmente en la región- y se muestra acomedido cuando se trata de derribar dictaduras?
La doctrina de la no intervención acaba cuando millones de ciudadanos son sometidos violentamente a los dictados de una cúpula privilegiada que se mantiene en el poder gracias ala fuerza de las bayonetas. La OEA (encabezada por Colombia, México y Brasil) debería ser capaz de organizar una fuerza multinacional que restituya de una buena vez la democracia en esos países.
Acá se está jugando no solo la democracia sino la supervivencia del narcotráfico, que los tres regímenes mencionados utilizan para sobrevivir en sus privilegios de casta, y que solo se explica su existencia merced a una alianza soterrada -que no conocemos- con el cartel de la droga más grande del mundo, que es la DEA.
¿Qué negociaciones y transacciones habrá bajo la mesa con Washington para que la Casa Blanca no tome una postura más firme en su papel supuesto de líder guardián del modelo democrático en el mundo, y con mayor razón en una región sobre la que ahora muestra preocupación por la creciente influencia china? Maduro es un engranaje en una pieza de corrupción global que la supervivencia del régimen democrático en la región no puede seguir tolerando.