Por: Juan Carlos Odar, Socio y director de Phase Consultores
Gestión, 16 de febrero del 2022
«Lo notable es la caida de la produccion minera, que se ubica al cierre del 2021 en un nivel 7% inferior al del 2019»
El Instituto nacional de estadística e informática (INEI) ha dado a conocer finalmente que la economía peruana tuvo un crecimiento del 13.3% respecto al 2020, sin embargo, a gran parte de este alto resultado corresponde al rebote producido tras la fuerte caída del 11% el año previo, por ello, la expansión de la producción es de solo 0.8% respecto al nivel del 2019. En comparación, por ejemplo, busto acaba de salir también el resultado de Colombia, que a pesar de crecer “solo” 10.6% del año pasado ya tiene un nivel de producción 2.9% superior al del 2019, lo que se explica por una caída más moderada durante el año 2020 (7%).
En este resultado cabe prestarle atención a cuál es el sector más rezagado respecto a su producción antes de que empezara la crisis. Si bien 1 pensaría que las actividades más afectadas por la pandemia han sido aquellas intensivas en interacción física, como comercio y servicios, no ha sido así. En comercio, el nuevo contexto ha hecho que se aceleren los procesos de digitalización en empresas de todo tamaño y así incluso pequeños comercios informales (pensemos, por ejemplo, en un vendedor de frutas o verduras en el mercado) atienden pedidos a domicilio. En servicios, se engloban actividades tan diferentes entre sí que el balance es ligeramente negativo y con tendencia a seguir mejorando en los próximos meses. Es cierto que los servicios de alojamiento y alimentación están claramente por debajo de sus niveles de actividad de fines del 2019 o de inicios del 2020, pero desde entonces ha habido una dinámica incluso por encima de la habitual en servicios financieros (favorecida en parte por programas como Reactiva Perú) y en telecomunicaciones (debido al teletrabajo y a la tele educación). Y sobre todo es de esperar que la vuelta a clase de los escolares ayude a generar una dinámica favorable en algunas actividades como transporte y cierto afecto favorable en servicios de alimentación fuera del hogar.
Lo notable es la caída de la producción minera, que se ubica al cierre del 2021 en un nivel 7% inferior al del 2019, lo que se hace mucho más llamativo si consideramos el favorable entorno internacional para el precio de nuestros productos de exportación. Este comportamiento refleja cierto agotamiento o menor ritmo de extracción en algunas unidades mineras, pero también dos problemas que no parecen transitorios. En primer lugar, está el menor ritmo de inversión minera, sobre todo en exportación, que hace pensar en un bajo ritmo de entrada a producción de nuevos proyectos importantes después de Quellaveco, en segundo lugar, los cierres temporales que han tenido que llevar a cabo incluso unidades productoras del tamaño de Las Bambas (que genera algo más del 1% de la producción total del país) en un contexto de bloqueos y protestas que parece haber agudizado en la segunda mitad del 2022, han incidido en que la tendencia reciente de la de la producción minera sea a la baja.
Así que el 13.3% en realidad esconde una dinámica que es apenas 6% de lo que se cree, pues la producción supera solo en 0.8% la del 2019. Si tenemos en cuenta que minería, uno de los sectores llamado a ser motor de crecimiento dadas las condiciones externas, y construcción, que tuvo un desempeño extraordinario a lo largo del 2021, exhiben una tendencia negativa en los últimos meses, la entrada al 2022 ha sido más bien débil. Dado que este año ya no habrá un efecto estadístico favorable, volverá a ser relevante el crecimiento potencial y la discusión sobre cómo incrementar la productividad. Y sobre eso, lamentablemente poco o nada se ha avanzado en los últimos años.