Carta desde Madrid
Por Mirko Lauer
La República, 01 de enero de 2022
“Tan pronto llegó Reid a Washington declaró que, si bien él siempre se había opuesto a que EE. UU. firme estos acuerdos, al caso peruano había que darle una nueva consideración. Desde entonces fue un leal aliado. ¡Que la tierra le sea leve!”. Joselo García Belaunde.
Querido Mirko:
Acaba de morir Harry Reid, líder de la mayoría demócrata del Senado americano por 10 años. Extraordinaria vida que la inicia muy pobre en un pueblito de Nevada. Su padre alcohólico se suicida y su madre saca adelante a los hijos lavando sábanas de los burdeles. Termina Reid como gran parlamentario y eximio negociador.
El tratado de libre comercio del Perú con los EEUU, firmado en el gobierno de Alejandro Toledo durante la administración de Bush, se encontraba en dificultades en el Congreso americano.
Recientemente los demócratas, opuestos a las firmas de tratados de libre comercio, habían alcanzado la mayoría en ambas cámaras. Era diciembre del 2006 y yo me enteré que una delegación, liderada por Reid, venía a Machu Picchu a pasar el Año Nuevo. Le sugerí a Alan García que a la vuelta de Cuzco los invitara a una reunión en Palacio con el gabinete, en la seguridad de que aceptarían puesto que ese viaje, en avión oficial, había suscitado comentarios críticos en su país.
Y así fue como aparecieron en Palacio los congresistas, ese 1° de enero. Después de la reunión hubo un almuerzo en el que García se dedicó a seducir a Reid, de quien sabía que era mormón. Así, alcancé a oír una conversación que al principio me pareció surrealista. Le contaba García que su abuela recibía en casa a un par de jóvenes mormones que iban a acompañar a una hija que era enferma. En gratitud, había donado el terreno para el primer templo mormón del Perú. No salía yo de mi asombro con la aparente fabulación, cuando Alan dijo: recuerdo sus nombres.
Al lanzarlos Reid asombrado le dijo que uno de ellos había sido quien convirtió a su esposa, judía, y luego a él, protestante. Salieron del comedor, el cristiano y el mormón, tomados del brazo, ambos con cara de felicidad.
Tan pronto llegó Reid a Washington declaró que, si bien él siempre se había opuesto a que EEUU firme estos acuerdos, al caso peruano había que darle una nueva consideración. Desde entonces fue un leal aliado. ¡Que la tierra le sea leve!
Un abrazo.
Joselo García Belaunde