Estamos a mitad del gobierno de Ollanta Humala y hemos visto como la tasa de crecimiento económico del país ha ido decreciendo poco a poco y creemos seguirá decreciendo.
El ministro de economía Luis Miguel Castilla ha sido entornillado al escritorio por sus jefes -él y ella- en un afán de no perder a la solitaria figura que otorga un manto de protección al régimen en lo que se refiere a credibilidad y confianza.
Pero la credibilidad y la confianza no la da un solo ministro sino que se respira en el ambiente. Es como respirar aire del campo y en estos días ese aire puro ya no huele bien. Y no huele bien porque hemos abierto agujeros, por donde entra aire viciado, en un afán de respirar todos los olores y doctrinas contentando a todos los personajes.
Tenemos un agujero abierto apoyando al absurdo régimen venezolano y el presidente Humala no ha encontrado la forma de emitir una opinión clara al respecto. El aire viciado del régimen de Maduro nos contamina restando confianza. Es el agujero de la no claridad de valores.
Tenemos otro agujero abierto en dirección a la Cajamarca de Gregorio Santos, donde en lugar de recibir aire puro de los campos de la bella Cajamarca recibimos el aire viciado de los despropósitos del presidente regional que frena el progreso y que logró se encarpetara uno de los proyectos mineros más auspiciosos que había. Ese aire es oscuro, huele mal y nos sigue perjudicando afectando nuevamente la confianza. El gobierno parece temerle. Es el agujero de la falta de coraje.
Existe otro agujero abierto en la inseguridad ciudadana, donde la falta de decisión del régimen es clara y abierta. Esta es un agujero muy peligroso, donde estamos viendo con preocupación sicariato, cobranza de cupos, asesinatos. La inseguridad es enemiga de la inversión. No puede existir confianza donde no hay seguridad. Es el agujero de la desidia.
Hay otro agujero abierto por la falta de partidos políticos y los afanes del régimen de postular a la primera dama. La política no es seria. Los dueños de los diarios están felices, tienen noticias baratas todos los días con la telenovela de la política. Eso también vicia el aire y resta confianza. El régimen no se sustenta en ninguna ideología. Eso es lo peligroso. Porque ayer, antes de las elecciones tenía un color, para ganarlas adoptó otro y mañana cuando eventualmente no necesite conciliar apoyo sabe Dios qué color vestirá. Este agujero resta confianza. Es el agujero de los olores no definidos.
Tenemos otro agujero hacia el norte, los Estados Unidos. La economía americana está recuperándose arrastrando como un gran agujero negro el caudal de inversiones. La ventaja que teníamos se acabó. La ventana de oportunidad que se había abierto se cierra y el aire fresco dejará de entrar porque se irá a donde se encuentran las más grandes y mejores oportunidades: Los Estados Unidos. Pese a todos sus problemas sigue siendo el país de más alta confianza. Esta es el agujero de la competencia.
Otro agujero abierto nos lo ha traído recientemente la ministra de Salud con su convenio de importación de médicos cubanos. Es sabido lo que ha ocurrido en otros lugares con los médicos cubanos. Tan pronto llegan comienzan a divulgar la ideología marxista y sirven de espías para los Castro. Luego se aburguesan y se dan cuenta que mejor están en Miami y comienzan a fugar en hordas. Los contratos nunca son claros. Los médicos reciben una paga varias veces inferior a lo que el régimen cubano cobra por cada uno de ellos, aparte de los envíos de petróleo, gas y cuanta materia prima requiera la isla para su sustento. Este tipo de contratos no da confianza. Como diría la letra de la conocida canción nos están haciendo cruzar el Niagara en bicicleta. El aire contaminado de los contratos oscuros. Es el agujero de la corrupción.
Si se quiere generar inversiones debemos cerrar los agujeros y abrir las ventanas para que ingrese el aire fresco que necesitamos.