José Luis Gil
Perú21, 5 de diciembre del 2024
«Sin embargo, tenemos que decir que no serán estas acciones las que resolverán el problema de la criminalidad en el país, sino, por el contrario, lo hará una unidad de todos los sectores que, aunque parezca utópico e irreal, es lo único que creemos salvará al país».
Los execrables crímenes contra trabajadores de barberías, personas asesinadas en sus vehículos o los hostigamientos a punta de balas contra choferes de buses de transporte público, solo revelan que el recrudecimiento de la violencia no da tregua ni tiene visos de terminar. Los esfuerzos indudables que hace la Policía Nacional y su ministro del Interior, Juan José Santiváñez, terminan diluyéndose y opacándose por los nuevos hechos de sangre.
Como es obvio, los gremios afectados —barberos, los grupos musicales y los transportistas— en su desesperación por reclamarle al Gobierno que los salve de estas masacres y amenazas, expresan sus angustias planteando manifestaciones populares legítimas, aunque a estas, como siempre, se sumen los ‘buitres’ de la izquierda para aprovechar estas lamentables circunstancias y sacar réditos políticos. Sin embargo, tenemos que decir que no serán estas acciones las que resolverán el problema de la criminalidad en el país, sino, por el contrario, lo hará una unidad de todos los sectores que, aunque parezca utópico e irreal, es lo único que creemos salvará al país.
Lo hemos dicho en reiteradas oportunidades que este problema de la inseguridad es transversal a toda la sociedad peruana y, por lo tanto, involucra al Estado, al empresariado, a la sociedad civil y a los propios ciudadanos, y que siendo un problema sui generis su solución no es convencional, sino, sui generis también. Y por eso, un acuerdo entre todas las partes será la verdadera estrategia y se dejará atrás pensar que esto se trata de “policías y ladrones”.
Existen propuestas de planes de corto, mediano y largo plazo. En el corto plazo hemos planteado siempre tres acciones rápidas que podrían ayudar a poner algo de freno al fenómeno: Primero, hacer un convenio con empresarios que puedan intercambiar obras por impuestos y que algunos puedan acondicionar locales incautados por el Estado (hay más de 2,000) como pequeños módulos carcelarios provisionales, para trasladar de los grandes penales, a quienes estén próximos a cumplir condenas o tengan sentencias por delitos no violentos, a los enfermos o discapacitados. Esto permitiría hacer espacio para los criminales violentos.
Asimismo, que se eliminen los beneficios penitenciarios para los criminales violentos para poder sacarlos de las calles sin mayor trámite. Esto ayudaría a que se implementen otras estrategias complementarias, por ejemplo una inversión histórica en inteligencia operativa policial y un estado de emergencia total, lo cual permitiría a la policía perseguir sin descanso, pausas ni trabas, a los criminales de todos los pelajes.
Para esto se necesita unidad contra el crimen, en el que todos debemos trabajar en conjunto, sin cálculo político, asumiendo con seriedad que se nos vienen tiempos más crueles y violentos. Espero que todos nos pongamos de acuerdo. Sí se puede.