José Luis Gil
Perú21, 30 de enero del 2025
«Sin embargo, la política peruana aún no está a salvo de sujetos como Antauro Humala, quien pretende jugar “ajedrez” político aliándose con otros partidos o movimientos de poca monta».
El Poder Judicial zanjó definitivamente las pretensiones presidenciales de Antauro Humala, el “drogo-político” que con el seudopartido “A.N.T.A.U.R.O.” quiso timar a los peruanos para infiltrarse en un futuro gobierno y poner en marcha las tropelías propias de desadaptado (condenado por el homicidio de cuatro policías en el llamado ‘Andahualylazo’) ofreciendo fratricidios, fusilamientos de presidentes, cambios de religión y hasta la locura de declararle la guerra a España, entre otras sandeces. Una resolución del máximo organismo judicial del Perú definió en segunda y última instancia que “A.N.T.A.U.R.O.” era ilegal. Bien por el país.
Sin embargo, la política peruana aún no está a salvo de sujetos como Antauro Humala, quien pretende jugar “ajedrez” político aliándose con otros partidos o movimientos de poca monta. La “audacia” de este acercamiento es “preñar” la mayoría de los grupos de izquierda o despertar ambiciones en algunos de esos partidos enanos de reciente creación y así llevar agua para su molino y poner la mayor cantidad de congresistas en el siguiente Parlamento. De hecho, aunque no lo digan abiertamente, las izquierdas y los caviares, que parecen no estar interesados en el alucinado personaje, hacen todo lo posible soterradamente para captar el “caudal” político de este y así meterse al Congreso y sobrevivir.
Como hemos dicho en ediciones anteriores, la estrategia de toda la izquierda y del sector caviar no es ganar la Presidencia, sino, ganar el Congreso de la República. La experiencia fallida de tener el poder para hacer los cambios hacia el socialismo con Pedro Castillo, les ha demostrado que el camino no es Palacio, sino la Plaza Bolívar. Claro está que, si tuvieran la mayoría congresal aunque sea diseminada en los diversos partidos pequeños de izquierda y de caviares, lo primero que harán será llamar a referéndum o el cambio de la Constitución política del país. Ese es el verdadero peligro. La Presidencia de la República bajo estas circunstancias es irrelevante para ellos.
Es por eso que debemos entender los movimientos previos a las elecciones de 2026 y la “herencia” que nos ha dejado el inefable Salas Arenas aceptando inflar de candidatos y partidos el sistema y el proceso electoral, porque de esa manera facilita el acercamiento al poder del Estado, el mismo que no se lograría si existiesen dos o tres partidos de derecha e izquierda y no los casi 40 partidos que hoy están en el partidor. Hay que tener los ojos bien abiertos para entender “la jugada” que nos quieren hacer con el único propósito de entronizarse en el poder hacia el Socialismo.
Ahora ya sabemos que la izquierda y los caviares no le hacen ascos a criminales o terroristas (a quienes llama luchadores sociales) y, por lo tanto, están dispuestos a hacer pactos con el diablo si fuera necesario para tomar el control del país. A estar atentos. Sí se puede.