Por: José Luis Gil
Perú21, 10 de agosto del 2023
“Si bien es cierto el benjamín de los Petro ha dicho que su padre “No sabía”, también lo es el hecho que este podía sospechar que esos recursos no tenían origen lícito. La “petrada” que le han metido al pueblo colombiano traerá un tiempo de confrontación política y social y movidas al interior de Sudamérica”.
La “marea roja” social-comunista en Sudamérica podría estar retrocediendo en tanto que es un nefasto sistema que atenta contra las libertades y agudiza los niveles de pobreza y sufrimiento de los pueblos, como por los crímenes de quienes trafican vilmente con el poder en nombre de la lucha por los más pobres. Durante décadas se ha creado, difundido y mantenido la “narrativa” monocorde respecto de la derecha, acusándola de corrupta (que sí hay casos), sin embargo, esa misma cantaleta regresa cual boomerang a su lugar de origen, la izquierda embarrada hasta el garete.
Tanto las acusaciones de corrupción contra los Kirchner en Argentina, que han llevado a la crisis moral y económica de una nación otrora llena de riquezas (Argentina decrecerá del 2% a 0% según el Banco Mundial), como el caso de Evo Morales en Bolivia, son vivos ejemplos que la corrupción y el populismo barato han deteriorado seriamente su economía e incrementado penosamente la miseria de sus pueblos.
Pero Sudamérica allí siguió fallando. Para cerrar su sombrío panorama, elegimos en Perú a Pedro Castillo, un intelectualmente limitado personaje funcional a Sendero Luminoso, hoy felizmente tras las rejas por corrupción, y en Colombia, eligieron a Gustavo Petro, el oscuro personaje emergido de las tinieblas de la guerrilla del M-19 en la década de los 80. En el caso del Perú, una “prístina” izquierda que pontificaba con ferocidad contra la corrupción de la derecha, hoy se atraganta antes de mencionar a Goyo Santos, Álvarez, Susana Villarán, Sigrid, Cerrón, Castillo, y últimamente, Fernandini. ¡Arcadas!
Por otro lado, el caso del presidente colombiano es grave. Nicolás Petro Burgos, su hijo, ha confirmado a la Fiscalía de su país, que parte del dinero que le dio el narcotraficante Samuel Santander Lopesierra, extraditado por narcotráfico a EE.UU. en 2003 y libre desde 2021, fue abonado para la campaña de su padre. Si bien es cierto el benjamín de los Petro ha dicho que su padre “No sabía”, también lo es el hecho que este podía sospechar que esos recursos no tenían origen lícito. La “petrada” que le han metido al pueblo colombiano traerá un tiempo de confrontación política y social y movidas al interior de Sudamérica.
Indudablemente, la corrupción y el narcotráfico se desplazan con mucha facilidad hacia la política, tocando fibras sensibles. Miremos nomas cómo el alcaloide maldito va minando la estructura del Estado en gran parte de México. Para desgracia del país de los charros, votaron por un izquierdista laxo (¿y cómplice?), simplón y testarudo como López Obrador.
Finalmente, ni “petradas”, “amlos”, “kichneristas”, “castillistas” o “evistas” (de Evo) están en la línea de resolver los problemas de economía, trabajo, salud o seguridad de los ciudadanos. Al contrario, está claro que han construido una estructura corrupta y criminal para “luchar por el pueblo”. Nada más infame que esto. No más “petradas” comunistas a Sudamérica, ¡sí se puede!