José Luis Gil
Perú21, 6 de febrero del 2025
«Todo eso demuestra quién va ganando esta primera partida y quién es el verdadero “cuco” de los chinos y los progres en el continente americano».
El presidente norteamericano Donald Trump ha convertido su llegada a la Casa Blanca en una aplanadora geopolítica sin precedentes que sorprende a todo el mundo. El “tiro” a “tres bandas” que ha lanzado en el “poll” (billas) americano ha tenido una eficacia aplastante contra los que se atrevieron a desafiarlo comercializando con China, relajando las fronteras o no teniendo una firme posición frente al narcotráfico; es el caso de Canadá y México (así como el tema del canal de Panamá), en esta primera partida, quienes ya se rindieron casi incondicionalmente a las nuevas reglas de juego impuestas por el empresario-presidente.
Así, la configuración del poder en el mundo empieza a desperezarse con el mes de “gracia” concedido, tanto a la presidenta Claudia Sheinbaum, de México, como Justin Trudeau, de Canadá, para no ejecutar el 10 y 25% de aranceles al petróleo y gas canadienses como al resto de las importaciones, respectivamente. Asimismo, el destrabe casi inmediato del canal de Panamá sin restricciones para las flotas norteamericanas. Todo eso demuestra quién va ganando esta primera partida y quién es el verdadero “cuco” de los chinos y los progres en el continente americano.
En la guerra contra el globalismo, el presidente Trump empezó con el retiro de los EE.UU. de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, así como la abrupta intervención a USAID, una agencia federal independiente del Gobierno de EE.UU. que se supone brinda asistencia a países en desarrollo, promueve la democracia, la prosperidad económica y los derechos humanos, que ha sido el golpe más fuerte a la progresía. En conferencia de prensa los últimos días, la propia vocera de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dijo: “No quiero que mis impuestos se destinen a esta basura” cuando leía el listado que revelaba el uso de fondos de USAID en iniciativas, como óperas transgéneros en Colombia, igualmente un musical en Irlanda y cómics transgénero en el Perú.
En nuestro país ha quedado demostrado, según el periodista Paolo Benza, que muchos medios de comunicación recibieron financiamiento de USAID como RPP, El Comercio, Epicentro, Ojo Público, La Encerrona, el Búho. Lo preocupante es que estos medios alternativos, que negaron haber recibido dinero y que fueron expuestos por un periodista, presuntamente ligado a la misma corriente ideológica, hayan destinado estos fondos para atacar a sus enemigos políticos, que son objetivos diferentes a los de USAID. Benza ya estrena a nuevos “queridos enemigos”.
La estrategia Trump debilita el progresismo mundial y por eso persistimos en nuestra posición de que es momento de retirarnos como país de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), aunque se haya inventado la idea que si lo hacemos nos volveremos Venezuela. No hay que temer de seguir los pasos de Trump para romper el yugo con el progresismo internacional, que hoy usa estos organismos como plataformas ideológicas y políticas en perjuicio de nuestras democracias. Sí se puede.