Por: José Luis Gil
Perú21, 21 de abril del 2022
Por ahora su plan está en marcha y continuará mientras dure el gobierno de Pedro Castillo.
La llamada “revolución socialista” planteada por los radicales de la izquierda peruana necesita que existan las “condiciones” políticas, económicas y sociales, conforme lo han expresado en diversas oportunidades Vladimir Cerrón, Guillermo Bermejo y los representantes del Movadef (Osmán Morote). Sin embargo, la resistencia de la ciudadanía y la oposición democrática les están poniendo difícil el escenario, más aún porque el apoyo de las mayorías está llegando a su fin.
Es por eso por lo que hoy apuran el paso en crear las “condiciones políticas” que sí y solo sí se darían si llevan a cabo una “nueva Constitución” que nos pondría al nivel de Cuba, Venezuela y Nicaragua en medio de una vorágine de corrupción como las que se evidencian en todo proyecto totalitario. Desde el inicio del gobierno de Pedro Castillo, esas muestras de corrupción devienen en el día a día para estupor de todos, incluso de quienes creyeron el cuento de que se trataba de un “humilde” profesor-campesino. Nada más falso.
Respecto de las “condiciones económicas” para la “revolución”, basta con revisar el tuit de Vladimir Cerrón que el 19 de abril escribió: “La nacionalización de los recursos estratégicos es la piedra angular del desarrollo de un país”, en referencia a la nacionalización del litio dictada por el Congreso mexicano el 18 de abril. La captura y expropiación de las empresas extranjeras que explotan los recursos naturales son el verdadero objetivo de los radicales enquistados hoy en el poder, aunque hagan la “finta” de tener espíritu empresario o de apertura “mental” a las inversiones. ¿Más falso? Solo ellos.
Es por eso esta campaña de estrangulamiento a la minera Las Bambas, que ha contado con un entusiasta espíritu extorsivo esparcido por las ONG antimineras dirigidas por Mirtha Vásquez, que vienen utilizando a los comuneros de Fuerabamba Cusco, elevando sus expectativas con cifras astronómicas e impagables para incendiar la pradera y lograr que las mineras abandonen el país. Las ingentes pérdidas que se van a generar por esta “política” tardarán mucho tiempo en ser recuperadas si no rescatamos al país de las manos de estos facinerosos.
Por ahora su plan está en marcha y continuará mientras dure el gobierno de Pedro Castillo, quien ha empoderado a los revoltosos y maniatado (legalmente) a las fuerzas del orden debilitándolas, evitando que impongan el principio de autoridad. Desde aquí hacemos un llamado a la unidad de los ciudadanos invocando además a la Confiep, Sociedad Nacional de Industrias (SNI) y la Sociedad Nacional de Minería y Petróleo (SNMP) y a todos los gremios del país, que se pronuncien exigiendo a Pedro Castillo para que renuncie al cargo y retomar con otro gobierno el camino de la sensatez, el orden y la esperanza por el bien de todos los peruanos.