Por: José Luis Gil
Perú21, 26 de Enero del 2023
Abimael Guzmán jamás fue un líder, sino cabecilla de una organización criminal que había logrado manipular mentes para cometer crímenes.
En los días pasados, Antauro Humala lanzaba en redes sociales y medios de comunicación la infeliz frase “lo mejor que ha dado la izquierda como partido político ha sido Sendero Luminoso, porque tuvo ideología, liderazgo y martirologio y pusieron en jaque al Estado peruano durante 20 años”. La improvisada “escuelita” en una casa con piscina servía para “instruir” a sus despistados etnocaceristas, sobre un torcido “análisis” de la situación de los terroristas en el Perú. Nos queda claro hoy que el sujeto nunca debió salir de la cárcel. ¿Apología del terrorismo?
Veamos. En principio, sobre la supuesta ideología de SL, quienes fueron embaucados por el llamado “pensamiento Gonzalo” ni siquiera analizaron que el “maoísmo” no existía como tal. En realidad, el pensamiento de Mao Tse Tung solo tuvo cabida en el ámbito del territorio chino y, cómo no, en los torcidos predios mentales de Abigur, quien forzadamente quiso darle carácter de “ismo” a las ideas de Mao sin haber pasado el rigor de ser teoría, primero, luego doctrina y finalmente un pensamiento universal. Ni siquiera el etnocacerismo lo es.
Por otro lado, el supuesto “martirologio” al que se refiere el díscolo personaje se dio pero en la sociedad peruana, porque “gracias” a su falsa ideología, los terroristas dejaron más de 60 mil personas asesinadas o muertas con crueldad, y con ellos cientos de miles de familias enlutadas, viudas, desaparecidos, niños huérfanos, miseria. Por eso, no hay martirologio de ninguna clase, más aún cuando todo indica que fue el propio Abimael Guzmán quien habría asesinado a su esposa “Norah”, justamente por oponerse a que la “revolución” continúe, porque se equivocaron tanto en el análisis de la realidad concreta y en el rumbo con excesos “militares” en los que se comportaba la organización. Es decir, “Norah” reconocía tácitamente que habían degenerado en “militarismo”, o sea, en criminales sin rumbo.
Abimael Guzmán jamás fue un líder, sino cabecilla de una organización criminal que había logrado manipular mentes para cometer crímenes de lesa humanidad. Quienes los seguían, una sarta de desadaptados políticos, llenos de frustraciones, odios y resentimientos fueron alentados al oscuro mundo de la vesania para llevar muerte y destrucción de un país próspero como el Perú.
Antauro no puede darnos clases de liderazgo porque Abimael, Polay o los criminales de la izquierda radical que hasta hoy siembran el terror y la muerte en nuestro país no pueden estar al lado de Martin Luther King, de Mahatma Ghandi, Alfonso Barrantes, Fernando Belaunde, Haya de la Torre y otros, quienes sí condujeron a sus pueblos hacia la luz de la democracia, de las libertades, del amor por los pobres. Mejor cállate, deja tus “antauradas” para tus espacios de alucinación, por el bien del país. ¡Sí se puede!