José Carlos Saavedra, Director de Análisis Macroeconómico de Apoyo Consultoría
El Comercio, 24 de abril de 2016
Los resultados de la primera vuelta electoral entusiasmaron a inversionistas locales y extranjeros. Y no es para menos: ninguno de los dos candidatos que pasó a segunda vuelta representa un alejamiento radical del modelo económico actual que, a pesar de incompleto, ha generado crecimiento económico y reducción de la pobreza de manera sostenida en el país. Frente a esto, y como es usual, las variables financieras fueron las que reaccionaron más rápido. Así, durante la primera semana pos primera vuelta, el sol se fortaleció, la Bolsa de Valores de Lima registró un alza significativa y la demanda por bonos peruanos aumentó.
Lo que sorprendió fue que, además de los cambios inmediatos en variables financieras, también se ha dado una rápida y potente recuperación en la intención de las empresas para invertir en el país. De acuerdo a un sondeo a los ejecutivos de las más de 300 empresas clientas de Apoyo Consultoría, realizado dos semanas después de primera vuelta, el porcentaje de empresas que planea aumentar sus inversiones los próximos seis meses pasó de 18% en marzo a 24% en abril. Mientras que el que planea reducir inversiones bajó de 11% a 6% en el mismo período. Así, el indicador de confianza para invertir construido en base a estos resultados repuntó hasta el nivel más alto registrado en más de dos años (18%).
Esta es una excelente noticia porque una recuperación así suele anticipar en uno o dos trimestres mejoras significativas en la inversión privada, que son cruciales para reactivar el crecimiento económico y la creación de empleo formal. Esto es especialmente importante ahora, pues la inversión privada ya lleva más de dos años de caída y el empleo formal continúa creciendo muy poco (menos de 1%). Por lo tanto, la mejora ya registrada en la confianza, tanto para invertir como para contratar, podría anticipar una muy necesaria recuperación en la inversión y en el empleo formal durante la segunda mitad del año.
Pero la mayor confianza empresarial también es una gran oportunidad porque, si se logra mantener y consolidar, podría ser el motor que nos permita recuperar una velocidad de crecimiento capaz de mejorar las ventas de las empresas, ensanchar la clase media y financiar sanamente mejores servicios públicos de manera sostenible los próximos años.
Sin embargo, para potenciar este impulso de expectativas y para que estas se traduzcan efectivamente en inversiones reales y puestos de trabajo será clave que el próximo gobierno ayude destrabando la inversión, tanto pequeña como grande. El renovado ánimo para invertir se puede desvanecer si choca con barreras burocráticas, muchas veces absurdas, capaces de desmotivar a cualquiera. Para ello, el próximo gobierno podría ayudar con acciones concretas:
- Para la pequeña inversión, medidas orientadas a simplificar las enormes trabas generadas por los municipios, que frenan los emprendimientos e incentivan la informalidad.
- Para la gran inversión se requiere apoyo político y técnico que ayude a destrabar el avance de importantes concesiones. Actualmente, existen proyectos que están avanzando muy lento o que todavía no han empezado obras como la línea 2 del metro de Lima, el gasoducto sur peruano, el aeropuerto de Chinchero, Majes-Siguas II y la ampliación del aeropuerto Jorge Chávez. Si el nuevo gobierno se juega por estos proyectos privados, podría gatillar rápidamente casi US$11.000 millones de inversión.
Evidentemente, hay muchos retos que el próximo gobierno tendrá que abordar, tales como reducir la inseguridad ciudadana y mejorar la legislación laboral o la descentralización. Sin embargo, dada la recuperación de la confianza empresarial, el destrabe de inversiones es quizá el instrumento más potente de corto plazo que tendrá el próximo gobierno para generar crecimiento y bienestar a la población. Lampadia