Por: Jorge Yzusqui
Perú21, 11 de marzo del 2022
“¿Cómo hacer este retorno sostenible en el tiempo? Lo primero es entender que el retorno no termina en marzo. Estamos solo ante el inicio de uno de los mayores retos del sector educación”.
Marzo es un mes clave para la educación peruana, pues todo el sistema enfrenta el gran reto de volver a las escuelas luego de dos años de virtualidad, donde se han producido pérdidas de aprendizajes y atrasos en el desarrollo socioemocional de los estudiantes. Si ya teníamos importantes brechas en nuestro país, con la pandemia estas se han agravado.
¿Cómo hacer este retorno sostenible en el tiempo? Lo primero es entender que el retorno no termina en marzo. Estamos solo ante el inicio de uno de los mayores retos del sector educación. Lo segundo, en términos de protocolos, se hace urgente ajustarlos a la realidad actual y garantizar que los mismos no sean obstáculo para brindar un servicio educativo 100% presencial, tal como lo sugieren el Banco Mundial, Unicef y Unesco, en un reciente comunicado público.
Tercero, es clave eliminar medidas como el distanciamiento, que limitan el acceso a la presencialidad completa. Ello no implica dejar de lado todas las precauciones, sino volver a usar criterios técnicos de ocupación de aulas, como el índice de ocupación por estudiante, que permite espacio entre estudiantes y cubrir un 100% de aforo.
Cuarto, alineamiento entre las autoridades. No hay espacios para discordancias entre los sectores de educación y salud. Inicialmente el Minedu y el primer ministro se mostraron a favor de eliminar el distanciamiento, luego algunos representantes del sector Salud argumentaron que primero hay que vacunar a todos los estudiantes antes de permitir un 100% de aforo en las aulas. Lo que deben hacer las autoridades es decidir sobre la base de evidencia y a la experiencia internacional, que nos dice que siguiendo los protocolos adecuados los colegios no son focos de contagio y se debe eliminar el distanciamiento de un metro y permitir el aforo al 100%, tal como lo han hecho los países en Europa o nuestros vecinos en Latinoamérica. ¡No hay tiempo que perder!