Por: Jorge Yzusqui
Perú21, 27 de agosto de 2021
En 2018, según la información del Plan Nacional de Infraestructura Educativa, el déficit de infraestructura educativa ascendía a S/100,000 millones, que podían cubrirse en 2031. En su presentación ante el Congreso, el ministro de Educación anunció una inversión pública de S/1,594 millones, destinada a obras de construcción, mantenimiento y acondicionamiento de escuelas. Ir a un ritmo de S/1,500 o S/2,000 millones anuales de inversión no nos permite alcanzar la meta a 2031 significa que nos podría tomar 50 años más.
¿Nuestros estudiantes estarán estos próximos 50 años estudiando en instalaciones inseguras y sin servicios básicos?, ¿cómo acelerar la inversión en el sector para cubrir este déficit de infraestructura? En mi opinión, la única alternativa posible es sumar esfuerzos y generar alianzas públicas y privadas, reactivar las obras por impuestos, las asociaciones público-privadas y así poder reducir lo antes posible las brechas existentes.
La capacidad de ejecución necesaria para cubrir esta brecha es enorme y es ahí donde el aparato público tiene sus mayores dificultades, en la gestión. Para tener buenos gestores se necesita llevar talento al sector público y convocar a las mejores empresas que garanticen profesionales idóneos y capaces de hacer las obras en el tiempo y presupuesto correcto. Se requiere también un sistema de licitaciones transparente para evitar la corrupción y un sistema de supervisión capaz de hacer seguimiento a decenas de obras simultáneas.
No podemos seguir pensando que solo el sector público puede solucionar este problema; el futuro del país está en juego y él mismo debería permitir que el sector privado participe en la solución de esta enorme brecha de infraestructura.