Por: Jorge Yzusqui
Perú21, 28 de febrero de 2020
En 2019, el Banco Mundial introdujo un nuevo indicador para medir la pobreza y la crisis mundial de aprendizaje. Este indicador se denomina “Learning Poverty” y representa la proporción mundial de niños que a los 10 años no tienen la capacidad de leer ni comprender un texto básico.
Según datos del Banco Mundial, actualmente el 53% de niños en los países de medianos y bajos ingresos no pueden leer ni comprender lecturas simples al término del nivel primario. Las cifras son más dramáticas en los países pobres, en los que el número de niños que no saben leer llega hasta el 80%.
Así, el Banco Mundial se ha trazado un objetivo global: reducir, por lo menos a la mitad, el número de niños que a esa edad no saben leer. Si bien se trata de un objetivo ambicioso, el mismo puede cumplirse con el compromiso financiero, político y técnico de los gobiernos y Estados.
Es importante indicar que, en el Perú, las cifras no son nada alentadoras. Según el Banco Mundial, el 56% de los niños de educación primaria no es competente en lectura y el 54% de los niños, al finalizar su educación primaria, está por debajo de las competencias mínimas.
Estas cifras alarmantes ponen en riesgo los objetivos y programas educativos, y nos plantean un reto importante como país. Por ello, es importante tener una mirada de largo plazo en la que el sector público y el sector privado trabajen juntos para conseguir este resultado. La capacitación de los docentes, la incorporación de nuevas metodologías de aprendizaje que se adapten a la nueva era digital y que se ajusten a los diferentes ritmos y formas de aprender son algunas de las tareas pendientes que debemos implementar para reducir la brecha actual.