Por: Jorge Yzusqui
Perú21, 9 de setiembre del 2022
“Es imprescindible priorizar y focalizar el presupuesto en áreas donde el impacto puede ser mayor para así dar un salto educativo”.
El presupuesto de educación para 2023 es de S/41,966 millones, casi el doble que en 2014. Es conocido que las necesidades en el sector son muchas, por lo que es imprescindible preguntarse, ¿cuáles deberían ser las prioridades en la planificación del presupuesto?
La pandemia ha dejado en evidencia el déficit de infraestructura. No es posible que pensemos en dar un salto cualitativo de calidad en la educación si las escuelas no están bien implementadas con servicios básicos y aulas en óptimas condiciones.
Otro foco para priorizar debe ser la formación docente. Es importante programar capacitaciones a docentes que abarquen didáctica de las matemáticas, ciencias y comunicación, cierre de brechas de aprendizaje, soporte socioemocional a los estudiantes y manejo de las aulas. El fin es lograr mejores espacios de convivencia en la escuela y competencias digitales, que permitan incorporar de forma sostenida el uso de la tecnología.
La educación rural debe tener prioridad en el presupuesto. No podemos mantener las enormes brechas que hay en nuestras escuelas rurales, que por la pandemia han aumentado. La educación tecnológica es otra prioridad postergada. Es necesario potenciar los institutos públicos, sabiendo de la necesidad de personal técnico que hace falta.
Finalmente, está la innovación educativa. Si queremos transformar la educación, debemos invertir en promover la innovación en el sector y debemos impulsar nuevos métodos y prácticas educativas que nos lleven a una mejora continua de la calidad.
Hay más necesidades, pero es imprescindible priorizar y focalizar el presupuesto en áreas donde el impacto puede ser mayor para así dar un salto educativo.