Por: Jorge Peschiera
Perú21, 14 de octubre de 2020
El 27 de septiembre a través de Bloomberg se difundió la noticia de que un estudio realizado en Australia había demostrado la eficacia de un tratamiento exitoso y económico contra el Covid-19, basado en la ivermectina, reforzada con otros medicamentos genéricos con larga historia de uso. Este estudio comprueba los resultados obtenidos en Chincha, Iquitos y La Merced, ciudades donde, gracias a la ivermectina, la mortalidad diaria por Covid-19 ha sido reducida a cero, como reportó el Dr. Manolo Fernández en una entrevista por Alfonso Baella, el 24 de septiembre. Teniendo esta información, sorprendió que el 30 de septiembre la ministra de Salud anunciara que la distribución de la ivermectina estaba en pausa y que el Minsa estaría esperando resultados de estudios que se estaban realizando en el Perú y el extranjero.
La suspensión del uso de ivermectina y la postergación de su reconocimiento como tratamiento efectivo, podría buscar ganar tiempo para completar el proceso de compra de una vacuna contra el Covid-19. A un costo de 145 dólares por persona, la compra de estas vacunas requeriría una inversión de cerca de 5,000 millones de dólares y, debido a la prolongación del estado de emergencia, el Gobierno puede efectuar ese enorme gasto sin licitación pública. Esta es una tentación tan grande para obtener jugosas comisiones que puede haber llevado a postergar el reconocimiento y uso de un tratamiento exitoso contra el Covid-19 porque, al evidenciarse un tratamiento efectivo, no se justificaría la compra y aplicación generalizada de vacunas.
De acuerdo con el Dr. Manolo Fernández, experto en vacunas con reconocimiento a nivel mundial, para evitar contagios es mejor usar como preventivo un medicamento como la ivermectina en lugar de aplicar vacunas. Al Dr. Fernández le convendría decir lo contrario porque está desarrollando vacunas contra el Covid-19 y podría tener 33 millones de nuevos clientes para sus productos; toda la población del Perú. El costo de estas vacunas sería menos de un dólar por persona y su aplicación es por vía oral, por lo que no será necesario establecer una cadena de frío para la conservación de las vacunas ni entrenar personal especializado para aplicarlas.
Para agravar la situación, según el Dr. Fernández las vacunas chinas que el Gobierno estaría por adquirir son producidas con una tecnología antigua, similar a la usada por Pasteur en el siglo 19, donde se aplica el virus íntegro y no solamente la parte del virus necesaria para el desarrollo de las defensas contra el Covid-19 en el ser humano, como lo hacen las vacunas modernas. Estas vacunas antiguas obligan al organismo a generar mayores defensas que las requeridas, desgastándose innecesariamente.
El domingo 4 de octubre, en entrevista televisada, el presidente Vizcarra afirmó que no se está considerando la compra de vacunas peruanas porque las chinas se encuentran más avanzadas en su desarrollo. Sin embargo, las vacunas que viene desarrollando el Dr. Fernández ya se encuentran en ensayos clínicos en humanos en el Perú, al igual que las chinas.
Por los motivos expuestos el gobierno debe continuar la distribución de la ivermectina y, además, considerar la compra de vacunas peruanas.