Por Jorge Peschiera Cassinelli
Expreso, 28 de abril de 2021
Los peruanos queremos cambios. La opinión generalizada es que el gobierno no funciona. La izquierda aprovecha la situación para proponer un cambio de modelo económico. Sin embargo, el problema no está en el “modelo” sino en la incapacidad y corrupción de los gobernantes. El pésimo manejo de la pandemia por dos gobiernos de izquierda sirve de ejemplo. ¿Vizcarra y Sagasti habrían manejado mejor la crisis sanitaria bajo un modelo económico distinto?
Perú Libre en realidad no propone un cambio, sino “más de lo mismo”. No es nada nuevo. Es repetir el modelo estatista que implantó el gobierno militar entre 1968 y 1980 y continuó hasta 1990. Bajo ese modelo, el ingreso per cápita disminuyó, la pobreza aumentó y el país sufrió una hiperinflación sin precedentes. Fueron dos décadas perdidas en las que el Perú retrocedió en lugar de avanzar. La experiencia, aquí y en el mundo entero, ha demostrado que el estatismo que propone Perú Libre no solo traerá más ineficiencia, al concentrar decisiones en funcionarios designados a dedo, muchas veces sin las debidas calificaciones, sino también traerá más corrupción, debido a la discrecionalidad de los empleados públicos.
Lo observado a nivel de las regiones es una muestra de lo que podría ocurrir a nivel nacional bajo un gobierno de Perú Libre, cuyos líderes han demostrado no solo incapacidad gerencial sino, también, una gran corrupción. Vladimir Cerrón, ex gobernador de Junín, quien, por su incapacidad, se ganó el triste apodo de “Doctor Anemio”, dilapidó el dinero, dejó muchas obras inconclusas y finalmente terminó en prisión por corrupto. Otros gobiernos regionales, también controlados por la izquierda, han demostrado incapacidad de gestión y corrupción, perdiendo la oportunidad de mejorar el bienestar de sus electores, a pesar de tener a su disposición miles de millones de soles. Esos gobiernos regionales forman parte del Estado sobredimensionado e incompetente que es el principal freno al desarrollo del país. Los líderes de Perú Libre y sus aliados han formado parte de ese Estado incapaz y corrupto, han tenido la oportunidad de gobernar y lo han hecho mal.
En contraste, el plan de gobierno que Keiko y su equipo han elaborado propone soluciones a problemas concretos. Además, Keiko ha expresado su voluntad de adoptar propuestas de otros partidos. Son cambios importantes en todas las áreas de actividad. Pero el cambio fundamental estará en la forma de gerenciar el Estado, en todos sus niveles, en forma eficiente y participativa. Dada la fragmentación del nuevo Congreso de la República, un gobierno de Keiko no podrá ser autoritario, tendrá que buscar consensos. Esto hará más difícil implementar cambios, pero las soluciones que se implementen contarán con la aceptación mayoritaria del país.
En resumen, de ser elegida, Keiko tendrá el reto de efectuar los cambios propuestos en su plan, que se requieren para que el país funcione bien. Para lograrlo, ella y su equipo deberán ir dando solución a cada problema identificado. En contraste, Pedro representa “más de lo mismo”. Su propuesta es ideológica, representa lo mismo que implantó el gobierno militar a partir de 1968 y que llevó al Perú a la debacle de los años 80 y lo mismo que viene aplicándose en Cuba y Venezuela, con desastrosos resultados.