Jorge Peschiera Cassinelli
La frase “lucha anticorrupción” trae a la mente persecución y castigo. Sin embargo, la mejor manera de luchar contra la corrupción es minimizar las oportunidades para que ésta se dé.
Una buena parte de la corrupción nace de la desmedida discrecionalidad de funcionarios con autoridad para dar autorizaciones, licencias y permisos, muchas veces innecesarios. Quizás muchos jóvenes de hoy no lo sepan, pero a principios de los años 90 en el Perú se eliminaron, entre otras cosas, controles de precios y licencias de importación. Imagínense las oportunidades para coimear que hubo a fines de los años 80 cuando una licencia de importación permitía adquirir dólares oficiales, llamados dólares MUC, a un precio que llegó a ser hasta una sexta parte del precio del dólar del mercado libre. De otro lado, el Estado fijaba el precio de los principales productos de consumo, generando distorsiones inmensas, como que, en un mismo momento, el precio de un camión Volvo fuera igual al de un auto Toyota. Todo esto bajo la discrecionalidad de los funcionarios que podían aprobar o negar licencias de importación o modificaciones de precios, con jugosas oportunidades para la corrupción.
Además, a inicios de los años 90 el Estado decidió limitar el ámbito de su actividad a las funciones que el Sector Privado no pudiera realizar. Llevó a cabo un amplio programa de privatizaciones que, aparte de generar recursos para el Estado, permitió atraer importantes inversiones que mejoraron los servicios públicos y aumentaron la producción. Este programa eliminó de raíz la corrupción que se daba en el manejo de un conjunto de empresas que representaban un porcentaje significativo de la economía del país. Además, las empresas públicas se utilizaron para generar empleos innecesarios para numerosos miembros de los partidos de Gobierno, causando pérdidas que debieron ser cubiertas por el Estado, originándose así cuantiosos déficits fiscales que dieron lugar a la hiperinflación de los años 80.
No ha habido un momento en la historia del Perú donde se haya dado una mayor reducción de oportunidades de corrupción como en los primeros años del Gobierno de Alberto Fujimori, cuando se eliminaron controles de precios y prohibiciones de importación, se liberó la compra y venta de divisas, se bajaron significativamente los aranceles de importación y se redujo a la mitad el tamaño del Estado.
Pero el esfuerzo por enfrentar la corrupción que realizó el Gobierno de Fujimori no se limitó a estas medidas. Uno de los mejores ejemplos de diseño anticorrupción de instituciones es el Fondo Mivivienda (FM). Ese fondo, creado en 1998, pudo haber funcionado haciendo que los proyectos de vivienda pasaran por la aprobación de una burocracia estatal, generando así oportunidades de corrupción. Sin embargo, después de un profundo análisis y coordinación con diferentes sectores, se reglamentó que los recursos del FM se canalizaran a todas las Instituciones Financieras del país, con el fin de que sean ellas, y no el FM, las que aprueben los préstamos, cumpliendo criterios simples y claros. Bajo ese diseño, los funcionarios del FM tienen cero discrecionalidad, cero oportunidades de corrupción. Este diseño continúa exitosamente, con leves variaciones, hasta la fecha y el aporte inicial de aproximadamente 500 millones de dólares que el FM recibió en 1998 le permitió asegurar la disponibilidad de fondos para financiamiento de viviendas por muchos años.
Otro ejemplo de diseño de sistemas anticorrupción es el Sistema Integrado de Administración Financiera (SIAF), que empezó a operar en 1998 como una herramienta donde se registran TODOS los gastos del Gobierno Central, desde la fase de compromiso hasta el pago, incluyendo la identidad y RUC del proveedor. El sistema permite el acceso vía Internet del público en general, lo cual genera gran transparencia sobre la gestión financiera de las Unidades Ejecutoras del Estado. Desde 1998, primer año de funcionamiento del SIAF, el cruce de las facturas de los proveedores con la base de datos de la SUNAT permitió reducir drásticamente el uso de facturas falsas en las transacciones con el Estado.
Todos recordamos los Vladivideos, pero la corrupción que en ellos se manifiesta se concentró en los temas que manejó Montesinos que fueron la compra de armamentos, el tráfico de influencias en el Poder Judicial, el soborno de Congresistas, el financiamiento de candidatos a cargos públicos y los pagos a medios de comunicación. Sin embargo, las múltiples investigaciones llevadas a cabo después de la salida de Fujimori no encontraron corrupción generaliza en otras áreas del Gobierno.
Un caso emblemático fue el del Ing. Jorge Camet a quien se le abrieron 17 expedientes de investigación, incluyendo varios casos que llegaron a la Corte Suprema. El ensañamiento contra Camet nació de la noción de que el Gobierno de Fujimori había sido enteramente corrupto. Para demostrar esa teoría era necesario probar que Camet había sido corrupto, debido a que Camet fue Ministro de Economía y Finanzas durante 5 de los 10 años de gobierno de Fujimori. ¿Cómo podía sustentarse la Teoría del Gobierno Corrupto si el principal responsable del manejo del dinero no fue parte de la corrupción? Sin embargo, no se encontró evidencia de corrupción en ninguno de los casos contra Camet, dejando sin sustento esa teoría.
En los gobiernos que siguieron a Fujimori se caminó en dirección contraria y se fueron añadiendo regulaciones que conllevan cada vez más burocracia. De otro lado, el SIAF no se hizo extensivo con la suficiente celeridad a los gobiernos regionales y locales, lo que hubiera contribuido a evitar los escandalosos casos de corrupción que se han dado en esos niveles de gobierno. Consecuentemente, la corrupción en el país ha venido creciendo.
Desde 1995 Transparency International produce un ranking en diferentes países, donde Dinamarca ocupa el primer puesto. Desde 1998 este ranking incluye al Perú y, como se aprecia en el gráfico, hemos venido cayendo en ese ranking, partiendo del puesto 41 en 1998, para ubicarse en el puesto 88 en el 2015, por debajo de países como Brasil y Colombia. Es interesante notar que entre 2002 y 2006, cuando PPK fue Ministro de Economía y Primer Ministro, el Perú bajó del puesto 40 al puesto 70 en este ranking.
Viendo estos elementos y desmentido el Mito de los 6,000 Millones Desaparecidos, cabe preguntarse si es válido insistir que el gobierno de Alberto Fujimori fue el más corrupto de la historia del Perú.
Lampadia