Expreso, 23 de octubre de 2016
La primera reforma importante en educación en los cinco años que comienzan es fruto de un debate que dio frutos sin necesidad de negociación alguna. La ley ha reformado la educación en todos los institutos técnicos públicos y privados del Perú. Ha madurado en el tiempo hasta ser aprobada de manera casi unánime por el Pleno del Congreso el jueves pasado.
Nació tres años atrás, en la Comisión de Ciencia, por iniciativa de quien entonces era su presidente, el pastor Jesús Hurtado, uno de los mejores parlamentarios que el fujimorismo ha tenido en sus filas. La labor la ha concluido quien hoy preside la Comisión de Educación del Congreso, el parlamentario Lucio Ávila, representante por Puno, también de las filas del fujimorismo.
La esencia de la ley –la piedra, digamos- es la decisión de instaurar la educación dual en todos los institutos públicos y privados de educación técnica del Perú. Al sustentar el dictamen, el presidente de la Comisión de Educación explicó en el Pleno que “la educación dual, tomada del sistema alemán de educación, dispone que el alumno emplee el 50 por ciento del tiempo en el aula y el otro 50 por ciento en una empresa donde puede adquirir el entrenamiento técnico que necesita”. Precisó que medio millón de jóvenes peruanos estudian en los institutos técnicos del país, 390 mil en los privados, 109 mil en los públicos.
Por años la Comisión de Ciencia difundió el mensaje de la educación dual por todo el Perú, en compañía en cada viaje de los expertos de la Cámara Alemana y de destacados empresarios peruanos. Puno y Cusco es donde la iniciativa recibió el mayor interés. Cientos de institutos públicos concurrieron a la convocatoria del Congreso para una reunión en Porras Barrenechea, el antiguo Senado, donde por aclamación pidieron que la educación dual se pusiera en práctica en el Perú.
El Ministerio de Educación recogió ese clamor y trabajó minuciosamente el engaste de la piedra preciosa de la educación dual: el régimen laboral de sus docentes, las previsiones presupuestales prolijamente desarrolladas en el proyecto que, finalmente, el Ejecutivo envió al Congreso.
Aprobada hoy la ley, el reto –dijo el congresista Ávila en el Pleno- “es generar a partir de los institutos públicos actualmente existentes -hay 340 de ellos-, una Escuela de Educación Superior Técnica en cada región del Perú”, un centro de entrenamiento a la vez que un aula de conocimiento.
Para lograrlo es indispensable –añadió- generar una relación estrecha entre la empresa y la academia. Solo así la educación técnica púede tener impacto en el mercado laboral. “Hace falta crear una relación en la que la escuela pueda ofrecer lo que la empresa demanda –precisó-. Significa ayudar a los institutos a levantar información sobre el entorno empresarial en su aréa o región, de modo que puedan interesar a las empresas en los convenios que necesitarán. Eso supone –indicó- crear los incentivos necesarios para que las empresas reciban a los estudiantes dentro de una estructura adecuada: un régimen sui géneris en el que exista un seguro que los proteja, pero sin generar aún una relación laboral. La relación entre la empresa y la escuela –señaló Avila- debe permitir que la malla curricular de la nueva Escuela de Educación Superior técnica sea flexible. La institución debe decidir su propia malla curricular para poder adaptarse a las necesidades y preparar al alumnado en las especialidades técnicas que la empresa demanda”. Los institutos podrán apoyarse para esto en la mejora de la calidad de la enseñanza de sus docentes, en nuevas escuelas de Educación Superior Pedagógica.
En el Perú, muchos jóvenes quieren ir a la universidad y pocos a los institutos técnicos. Es fundamental entender la necesidad percibida de un status profesional. Esta ley permitirá la transitabilidad. En adelante, el estudiante graduado en una escuela técnica podrá convalidar sus créditos para ir a una universidad, si lo desea.
Respecto de las observaciones que a último minuto, el 27 de julio pasado, hiciera el gobierno humalista a esta ley, el ministro de Educación de entonces y de ahora manifestó a la Comisión de Educación su pleno acuerdo en que el Congreso decidiera la insistencia.
Esta, que fue la última ley observada por el gobierno humalista, será en este quinquenio la primera reforma de la educación y una de la que el fujimorismo podrá sentirse orgulloso cuando la ley lleve honrosamente la firma de la presidenta del Congreso, Luz Salgado, a quien le habrá tocado promulgarla.