Por: Jorge Lazarte
Perú21, 11 de agosto del 2023
“El derecho a elegir y ser elegido es un derecho fundamental reconocido en nuestra Constitución, e hicimos mal en recortarlo a través de un referéndum”.
En octubre de 2018 hubo un referéndum en el que participé junto a veinticinco millones de peruanos; cegado por el repudio, la intolerancia y la necesidad de expresar mi hastío. El referéndum buscaba ratificar la Ley 30906 que impide la reelección inmediata de congresistas.
Con el lapicero en una mano y el hígado en la otra, marqué una emotiva aspa sobre el “SÍ”.
Cinco años después, habiendo presenciado la elección de dos Congresos bajo los efectos de aquella ley, no puedo, sino reconocer el error que cometí al votar a favor de esa reforma. Prohibir la reelección parlamentaria nos condena a tener congresos inexpertos, de escasa aprobación popular y no impide el ingreso de delincuentes, corruptos e incapaces profesionales y morales al Parlamento.
Mi error me hizo advertir los peligros de la democracia directa y la importancia de fortalecer la democracia representativa, para evitar que el destino del país se forje en base de nuestras emociones en las urnas. No en vano el artículo 32.° de nuestra Constitución prohíbe someter a referéndum la supresión y disminución de derechos fundamentales; y así impedir que aquello a lo que Alexis de Tocqueville llama la “tiranía de la mayoría”, socave nuestra democracia.
El derecho a elegir y ser elegido es un derecho fundamental reconocido en nuestra Constitución, e hicimos mal en recortarlo a través de un referéndum. Ratificamos una ley que no tuvo un debate parlamentario sobre el fondo, debido a la amenaza de disolución del Congreso lanzada por el entonces presidente Martín Vizcarra. Actuamos en contra de las recomendaciones de la Comisión de Venecia, organismo consultivo internacional en materia constitucional, que desaprueba las normas que impiden la reelección de congresistas.
Con el propósito de enmendar estos errores, hace algunos meses presenté junto a más de cinco mil peruanos una demanda ante el Tribunal Constitucional que busca derogar la Ley 30906, y recuperar el derecho a elegir y ser elegido mermado equivocadamente en los centros de votación.
El Tribunal Constitucional tiene ahora la enorme responsabilidad de corregir estas equivocaciones, derogar la ley aprobada en el Congreso bajo extorsión, ratificada en un referéndum violatorio de derechos fundamentales; y restituir el orden democrático que se ha visto afectado por el debilitamiento del Poder Legislativo, que atenta contra el principio de separación de poderes. Por el bien del Perú y de nuestra democracia representativa, confío en que lo hará.