Juan Francisco Castro / Gustavo Yamada
El Comercio, 29 de enero del 2025
“Los años adicionales de educación universitaria no siempre se traducen en mayores calificaciones efectivas para el mercado laboral”.
En la actualidad, más de un millón y medio de jóvenes cursan carreras universitarias en el Perú; el 77% lo hace en instituciones privadas. La matrícula ha crecido un 140% en los últimos 15 años, con un ritmo anual promedio de 5,7%. Sin embargo, la economía peruana, potencial empleadora de estos jóvenes, ha crecido a una tasa mucho menor: 3,6% anual en el mismo período, y solo 2,4% en términos per cápita.
Este año y el próximo se espera que el PBI crezca alrededor de su tasa potencial de 2,5%, lo que equivale a un crecimiento per cápita menor a 1,5%. Estas cifras están muy por debajo del ritmo de expansión de la matrícula universitaria. Como resultado, se proyecta un excedente de mano de obra con títulos universitarios que ingresará al mercado laboral en condiciones inferiores a sus expectativas. Este fenómeno podría manifestarse en situaciones de sobreeducación (más años de estudio que el promedio de las personas empleadas en la misma actividad), sobrecalificación (más habilidades que el promedio de las personas empleadas en la misma actividad) o subempleo profesional.
En una investigación comparativa basada en los resultados de la Encuesta de Habilidades de la Población Adulta (PIAAC), promovida por la OCDE y aplicada en la región en el 2017 en Chile, Ecuador, México y el Perú (Castro, Yamada, Ortega y Mata, “Overeducation and Overskilling in Latin America, Comparative Education”, 2023), se encontró que la sobreeducación afecta a entre el 29% y el 43% de la fuerza laboral de estos cuatro países. Este fenómeno es particularmente elevado en ocupaciones relacionadas con los servicios, la manufactura (operadores y ensambladores) y la agricultura.
En cuanto a la sobrecalificación laboral, los resultados son mixtos: se observan tasas elevadas en Chile y México, pero considerablemente menores en Ecuador y el Perú. Esto evidencia que, en estos dos últimos países, los años adicionales de educación universitaria no siempre se traducen en mayores calificaciones efectivas para el mercado laboral.
Una mirada a la reciente evolución del mercado laboral peruano revela que las remuneraciones que más han caído en términos reales, en comparación con sus niveles máximos alcanzados antes de la pandemia, son las de los profesionales con educación universitaria. En Lima Metropolitana, el ingreso promedio mensual de un profesional universitario ascendió a S/3.200 en el trimestre setiembre-noviembre del 2024, lo que representa una disminución real del 14% respecto del mismo trimestre del 2019.
Este promedio, sin embargo, oculta importantes diferencias en las remuneraciones según la carrera y la institución de formación. Afortunadamente, los jóvenes hoy en día cuentan con herramientas para tomar decisiones más informadas sobre la elección de su carrera y universidad, gracias al portal Mi Carrera. Este sitio, que proporciona datos sobre las planillas formales privadas desglosadas por carrera e institución, sigue la línea trazada hace algunos años por Ponte en Carrera.
Las implicancias de este breve análisis son dobles. Por el lado de la oferta, debemos ser rigurosos con las autorizaciones de futuras ampliaciones de la oferta universitaria. Por el lado de la demanda, tenemos una razón más para demandar a nuestros actuales y futuros gobernantes las condiciones y reformas económicas e institucionales que devuelvan a la economía peruana la posibilidad de crecer a tasas del 5% o 6% anual. De otro modo, seguiremos generando cientos de miles de jóvenes profesionales frustrados que terminarán en el desempleo, el subempleo o marchándose del país.