Comex, Mayo 24, 2019
Por Jessica Luna
Desde Comex-Perú manifestamos nuestra profunda preocupación por el resultado de las cifras del sector comercio exterior, ante lo cual urge tomar medidas para revertir la tendencia y evitar un desplome de las exportaciones peruanas este 2019.
En lo que va del año, en el periodo enero-marzo, las exportaciones totales han caído un 7.4%, y en abril podrían caer alrededor del 5%. En dicho periodo, las exportaciones tradicionales retrocedieron un 11.3%, mientras que las no tradicionales crecieron un 3.1%. ¿Por qué han caído? Debemos recordar que el 70% de las exportaciones totales son tradicionales, y que entre estas las mineras son las más importantes. Las exportaciones de cobre, que representan el 45% de las mineras y el 25% de las totales, han sufrido una disminución del 14.4% que se explica por una caída tanto de precio —producto de la guerra comercial entre EE.UU. y China— como de producción. Lo mismo ocurre con el zinc, otro de los principales productos mineros. A ello se le debe sumar una menor producción minera en los últimos meses por agotamiento de minas y conflictos sociales que paralizan los proyectos. Por su parte, las exportaciones no tradicionales crecen impulsadas por el dinamismo del sector agroexportador, con un aumento del 6.3%.
¿Qué medidas deben tomarse para revertir esta situación? Poco se puede hacer ante la caída de precios internacionales; sin embargo, es fundamental el destrabe de proyectos mineros para revertir la caída de la producción minera y, sobre todo, se debe corregir el débil manejo de los conflictos sociales. Por un lado, hay una clara responsabilidad que recae sobre el Ministerio de Energía y Minas, que pone en evidencia, por ejemplo, la necesidad de crear una ventanilla única para trámites de la minería que implique una simplificación y reingeniería de trámites y procesos. Además, urge revisar el manejo de conflictos sociales, fortalecer la prevención y dejar los temores y el populismo, que lo único que hacen es agudizar los problemas en lugar de resolverlos.
Además, es necesaria una serie de medidas transversales, en las que el Estado tiene la responsabilidad de tomar el control para impulsar la competitividad y revertir la caída. Aún estamos a tiempo. ¿Cuáles son estas medidas? Dos claves. Primero, flexibilización laboral, ya que no es aceptable que, de los 16.9 millones de personas ocupadas, solo 5 millones tengan empleos formales. Con una tasa de informalidad del 73% en la economía no tiene ningún sentido mantener las rigidices laborales cuando claramente estas son la principal causa. Hablar de aumentos del salario mínimo con fines políticos solo agudiza la informalidad. Segundo, atender la brecha de infraestructura que pasa por seguir un plan de inversiones, agilizar la adquisición de predios, crear un sistema de catastro único, simplificar los permisos en los Gobiernos locales, establecer un nodo logístico puerto-aeropuerto, entre otras acciones.
Una mención especial merece la urgencia de renovar el régimen de promoción agraria, que vence en 2021. Las agro-exportaciones han venido creciendo a una tasa del 15% en los últimos 20 años y son el motor de las exportaciones no tradicionales, además de generar una revolución social del agro al generar empleo, formalidad y reducción de pobreza en las zonas rurales del país. Esto gracias a la seguridad jurídica para las inversiones, la flexibilidad laboral y la apertura de mercados. Ante la incertidumbre sobre las reglas de juego y la lentitud en los proyectos de irrigación, ya las empresas agroexportadoras están buscando alternativas en otros países para adquirir tierras y ampliar su producción. ¡Avisados estamos!