Jaime Spak
Para Lampadia
° “Donde hay poca justicia es un peligro tener la razón “(Francisco de Quevedo).
° “Leyes hay, lo que falta es la justicia” (Ernesto Mallo)
° “La injusticia en cualquier parte es una amenaza para la justicia en todas partes “(Martin Luther King).
Si nos detenemos a pensar en la justicia en el Perú, llegaremos a la conclusión que esta en realidad no existe. Como dice una de las frases: hay leyes, pero no hay justicia.
Ningún compatriota se siente confiado que llegado el momento un juez pueda impartir justicia, que no esté influenciada por presiones, compadrazgos, prebendas, coimas, etc.
Lo hemos visto en casos simples, como en casos muy emblemáticos.
La semana pasada la justicia peruana nos dio con la puerta en la cara al no dictar prisión preventiva a “Los Dinámicos del Centro” a pesar de haber cumplido una tardía diligencia, con 30 días de retraso y en la que estaban advertidos los involucrados de la misma, y a pesar de ello se encontró casi Un Millón de soles en efectivo, documentos comprometedores. Anteriormente se tenía registradas muchas escuchas telefónicas y mensajes de texto, obtenidos por mandato judicial, con probadas evidencias.
Nos hierve la sangre, cuando situaciones tan sencillas como esas no pueden terminar como todos deseamos, que es impartiendo justicia.
En el primer gobierno de Alan García, todo el trabajo que le tomo a la justicia recopilar pruebas de múltiples fechorías, se vio frustrado por un grupo de jueces del mismo partido, quienes indicaron en sus fallos que todo había prescrito y lo enviaron al archivo. Pudo regresar al país y volvió a ser elegido, y sin embargo al cabo de unos años cuando vio a la justicia muy cerca opto por quitarse la vida-
Con Alejandro Toledo ocurrió algo muy singular, diríamos coloquialmente “ de chiripa “ , pues si no fuera porque no quiso reconocerle la comisión al corredor que le vendió la enorme casa en Las Casuarinas, nunca se hubiera destapado el caso Ecoteva y como buen mitómano, trato de justificar esta compra involucrando a su suegra y tratando de justificar sus fechorías con mentiras a diestra y siniestra, hasta que llegaron al caso Odebrecht , donde se comprobó la millonaria coima que le dieron por la interoceánica y termino fugándose.
Se pasea orondo por California con muy pocas posibilidades de que puedan extraditarlo al Perú. Justicia que tarda no es justicia.
Un caso muy sensible es el de los Cuellos Blancos del Puerto, que también de pura casualidad, investigando escuchas de otros casos, encontraron la punta de la madeja de una elite de jueces que había tomado por asalto el poder judicial, hacían y deshacían de acuerdo a su criterio. Pocos han acabado en la cárcel, pero el jefecito (hermanito) tuvo todo el tiempo del mundo para fugarse y ahora también se pasea muy cómodo por las calles de Madrid.
Su extradición también es una incógnita.
La señora Humala, quien cuestiono a su vicepresidente “de no andar derecho “y luego que se le extraviasen sus famosas agendas, que al comienzo como buena mentirosa dijo que no le pertenecían, pero luego de esa temporal amnesia no tuvo más remedio que reconocer, en donde muy prolijamente anotaba todo el dinero que recibía de Odebrecht y compañía, ayudada en algunos casos por una dos veces candidata presidencial. A pesar de ello, han pasado por agua tibia el asesinato de un humilde trabajador de su casa, Emerson Fasabi, que según dicen pago con su vida por la osadía de robar las agendas del cuarto de la señora, en Julio del 2020 archivaron la denuncia. Este caso tampoco será resuelto nunca.
Puedo referirme a muchos casos, Banchero, Utopía, los Petro audios, caso Orellana, El Club de la Construcción, etc. Y llegamos a la conclusión que en este país muy raramente van a la cárcel los verdaderos culpables.
No es una sorpresa que salvo Fujimori que esta encarcelado hace casi 12 años y tiene una sentencia de 25, que seguramente no llegara a cumplirla, pues en un mes cumplirá 83 años y seguramente de la Diroes saldrá a su casa a pasar sus últimos días o esperan que fallezca en la cárcel, ningún otro pez gordo seguirá ese camino.
La gran mayoría de senderistas que causaron la mayor tragedia en el Perú, o están libres o saldrán dentro de poco, salvo Abimael y su esposa.
Y si hablamos de la justicia casera, nos horroriza la cantidad de feminicidios que quedan en el aire, o de aquellos como del joven que asesino y degolló a su pareja y es condenado a solo 15 años de cárcel, que con buena conducta al final se reducirá a la mitad.
O de los casos de violación que son innumerables y en algunos hechos execrables de niñas asesinadas por sus violadores.
Luego de leer todo esto, uno puede pensar que en el Perú existe justicia, pues les diré en una sola palabra: NO.
Hay muchas leyes, pero siempre encuentran la forma de sacarle la vuelta y los verdaderos culpables raramente acaban pagando su culpa.
El camino de la justicia está lleno de atajos para los afortunados y obstáculos para los menos favorecidos.
Me gustaría acabar este articulo con una idea positiva para acabar con esta situación de la injusticia en el Perú, pero lamentablemente no se me ocurre nada (Parafraseando una canción de Serrat).