Jaime Spak
Para Lampadia
Jorge Hernández Fernández (a) “el español” de 32 años nos quiere agarrar de cholitos a todos los peruanos.
Usted querido lector, en su sano juicio ¿puede creer todo lo que está declarando en estos días este indescifrable personaje?
Se pasea muy orondo por la mayoría de las estaciones de radio y televisión, contando una historia para la que hay que ser muy limitado mentalmente para creerla.
Él llega a Lima a los 26 años, huyendo de no se sabe dónde, y según la versión de la policía, vivía de hackear cuentas de correo y Wattaspp para luego extorsionar a los usuarios.
Ahora nos quiere hacer creer que, de la noche a la mañana, paso de vivir en un cuarto alquilado en el distrito de Carabayllo, a un modesto departamento de Callao, y de allí pasa a vivir en una lujosa residencia de 1,500 mts. en La Molina con piscina incluida.
Y por arte de magia, gracias a la amistad que tuvo con el sobrino de Castillo, llego a convertirse en asesor del presidente.
¿Tan bajo hemos llegado?
Pedro Castillo permitió que este oscuro personaje se codee con los ministros del interior y que incluso llegue a darle ordenes al Comandante General de la Policía.
Antes de la residencia de La Molina, vivió (oh sorpresa) a 20 mts. de la casa de Aníbal Torres, y allí convocaba a las más altas autoridades del ministerio del Interior para coordinar ascensos de los más altos puestos en la Policía.
¿No les parece esta historia de éxito rotundo y rápido, una historia surrealista?
No será que este español, con acento cubano, sería más bien un infiltrado del popular Gallo.
Pero al margen de lo que el servicio de inteligencia de la isla pudo hacer con el débil Castillo y con el iracundo Aníbal, la crisis que se ha desatado en la policía es inmensa.
Pedro Castillo no solo ha sido el más nefasto presidente del Perú, sino que, sumado a su incapacidad total, dejo que un mocoso infiltrado en nuestra policía acabe aniquilando los últimos rezagos de decencia que quedaban en las fuerzas del orden.
Hasta ahora no hemos podido cuantificar el daño económico generado por Castillo al Perú, pero el daño moral es gigantesco.
No solo intento destruir la economía, dividir a la población con esos consejos de ministros descentralizados, donde tanto el cómo Aníbal Y Betsy destilaban todo el odio que tenían en sus entrañas.
Cambio 78 ministros en solo 16 meses y en ese lapso tuvo que cambiar a 5 comandantes generales de la Policía.
Para que tengan una idea, cada dos años se debe de nombrar al jefe máximo de la policía.
En el efímero y nefasto gobierno de Castillo, se cambió cada tres meses.
Alguien en su sano juicio puede pensar que con esos cambios se tenía la idea de mejorar la situación.
Ahora salen los exjefes policiales a defenderse de este español cubanizado, que dispara excremento con ventilador contra toda la institución policial.
La corrupción policial es de tal grado que nada de eso nos sorprende.
Qué pena nos da la institución policial, que está sufriendo de una enfermedad terminal.
La semana pasada se presentó el excomandante general de la policía Vera en un programa de TV y al conductor no le quedó más remedio que decirle “no le creo nada de lo que me dice”.
Y los televidentes nos dimos cuenta que este pobre hombre no decía la verdad.
Este español surrealista ha dado la estocada final a nuestra alicaída policía.
¿Este hombre es un delincuente de poca monta o un infiltrado al más alto nivel en las fuerzas del orden?
Si es de poca monta no es verosímil que pueda haber llegado a ser asesor de Castillo, solo porque jugaba fulbito con sus sobrinos.
No pues, no somos tan ingenuos.
Este joven es un infiltrado del más alto nivel de algún sistema de inteligencia extranjero, que intentó, sin lograrlo, destruir la seguridad peruana, para luego hacer una policía paralela y un equipo de inteligencia clandestino.
¿A que les huele esto?
¿En qué país estábamos camino de convertirnos?
Lo peor con la complicidad de Castillo, Torres y compañía.
Este detalle debe de ser investigado muy a fondo por el equipo especial de la fiscalía, ya huele a traición a la patria.
Luego de esta nefasta situación, y si como indique en mi artículo anterior, si la presidenta Boluarte se queda en el poder, es urgente una profunda reorganización de la policía.
Si lo empieza, será un largo camino para cambiar la mentalidad y la tan mellada moral de la policía.
Deben de hacer una limpieza profunda de la policía y también deben de hacer una exhaustiva investigación de las redes extranjeras de servicios de inteligencia, comenzando por la cubana.
Es más que seguro que se abrirá una caja de pandora y las consecuencias serán impredecibles.
Pero es un camino de no retorno, o se hace una profilaxis en la policía o seguirán apareciendo españoles surrealistas. Lampadia