Gestión, 8 de julio de 2019
ENTREVISTA a Jaime Reusche, vicepresidente del grupo de Riesgo Soberano de Moody’s
Por Javier Prialé
El economista de Moody’s afirmó que no se ve un liderazgo del Gobierno para impulsar una agenda económica sólida, más aún cuando el crecimiento del PBI ya no tiene la fortaleza de otros años.
A finales de junio la agencia internacional de calificación crediticia, Moody’s, reafirmó la calificación de Perú en A3 con perspectiva estable. El vicepresidente del grupo de Riesgo Soberano de esta entidad, Jaime Reusche, explica a Gestión las razones de su decisión.
¿Qué razones explican la ratificación de la calificación crediticia de Perú?
Son tres puntos. Uno es la resiliencia de la economía peruana que se ha enfrentado a varios choques sucesivos desde el 2014 y sigue con resultados positivos en cuanto al crecimiento. Esto es notable porque en el resto de la región no hemos visto economías tan resilientes. Pese a ello, vemos la fortaleza económica de Perú moderada, ya no es lo que era antes, que tenía un nivel más elevado.
¿Por qué se modera la fortaleza económica?
Se ha perdido potencial de crecimiento, impulso para este crecimiento y se dificulta incluso llegar a los crecimientos potenciales que ahora están más bajos, entre 3.7% y 3.9%, en los próximos años.
¿Cuáles son las otras dos razones de la calificación?
Fue fundamental la fortaleza fiscal, que sigue siendo muy elevada, y esto es por una gran consolidación que se dio el 2018 por los mayores recursos tributarios obtenidos. También vemos la deuda pública estabilizándose al rededor de 26.5% del PBI, en lugar del 29% que originalmente habíamos proyectado.
¿Esta moderación del crecimiento de la economía es por choques externos o también factores internos?
Los shocks externos han jugado un rol, pero se podría haber recuperado la senda de crecimiento de manera mucho más rápida y robusta si no fuese por el ruido político. La confrontación política desde el 2016 ha sido extremadamente elevada cuando se han podido tener muchas coincidencias, especialmente en el manejo económico, entre los distintos poderes del Estado. Se ha perdido una gran oportunidad para avanzar.
¿Qué tanto afectó este ruido político?
Ni siquiera ha sido nula su contribución, sino que ha sido negativa. Esto ahuyenta la inversión privada, sobre todo la no minera y evita la acumulación de capital y disminuye el crecimiento potencial a futuro.
La población cuestiona el manejo económico del Gobierno por el bajo crecimiento de los últimos meses. ¿Ven que la agenda económica es una prioridad del presidente Vizcarra?
Se ha descuidado bastante la agenda económica, incluso desde la administración del presidente Kuczynski. Hay una política nacional de competitividad, pero no se le ha dado mucho apoyo político, pero puede que sea una estrategia para evitar ataques de la clase política. No sabemos si eso es adrede o una señal más que el Gobierno está empeñado en sus reformas institucionales, políticas que en sus reformas económicas.
¿Hay responsabilidad del MEF?
Vemos un MEF que está trabajando muy por debajo del radar, que es lo que siempre hace, trabajando en los planes de infraestructura y de competitividad, tratando de sacar alguna reforma. Pero falta bastante cohesión en la política económica del Gobierno.
¿Que se cohesionen todos los ministerios con una agenda común para la economía?
El ejemplo más claro es que en el Plan de Competitividad se proponen medidas para flexibilizar el mercado laboral, eso debería ser algo central del plan. Sin embargo, lo envían al Consejo Nacional del Trabajo (CNT) y no hay un liderazgo político por tratar de empujar estas reformas, sino que da la impresión que las mandaron allí para que mueran. Para nosotros, una reforma laboral podría dar un gran impulso al crecimiento potencial.
En el tema fiscal, el Perú está por debajo de la regla y hay espacio para gastar. ¿Ven que solo sea por las nuevas autoridades o hay responsabilidad del Gobierno central?
En general se está cumpliendo de más con la regla fiscal, lo cual da espacio para estimular la economía. Está jugando un rol el recambio de autoridades locales y regionales, pero es menor que en ocasiones anteriores y hay que reconocer el trabajo del MEF. Si el Gobierno se desespera por gastar y no puede ejecutar gasto en inversión pública, quizá quiera hacerlo por el gasto corriente y eso sí sería bastante negativo, porque no hay forma de estimular la economía de manera sostenible con este gasto. Esperamos que en el segundo semestre se vea más del gasto de subnacionales en inversión pública desplegándose.
En su reporte Moody’s mantiene su estimado de crecimiento en 3.7% para este año, pero la mayoría de entidades bajó sus estimados. ¿Ustedes lo harán?
Queremos ver el detalle de mayo y posiblemente el de junio. En estos momentos estamos manejando un rango al que vamos a recortar de entre 3.3% y 3.5%, si los datos de mayo y de junio vienen bastante débiles probablemente nos iríamos a la parte baja de ese rango, que es 3.3%. No queremos tomarnos a la ligera estos cambios porque mandan señales importantes.
¿Qué tanto ayudará el segundo semestre?
Será bastante más dinámico por el hecho que no tienes un mes de abril con un efecto base tan negativo, pues el año pasado el crecimiento fue 7.9% en ese mes, el hecho de que haya estado en 0% este año parece malo, pero en realidad crecer por encima de 7.9% es difícil de llegar. La crispación política sí jugó una mala pasada en la primera mitad del año y esperábamos que la inversión privada no minera camine a un paso más dinámico.
¿Cambiará esta situación en la segunda parte del año?
Creemos que se va a recuperar la inversión pública y la gran intrigante seguirá siendo la inversión privada no minera, que si bien esperamos que repunte, dependerá de la confianza de los empresarios.
Pero el ruido político ya bajó y debería ayudar a esta inversión no minera…
Los inversionistas son muy cautos y con mucha razón, porque los periodos de estabilidad en al ámbito político han durado muy poco en los últimos años. La forma en que empecemos a ver la inversión privada caminando en la segunda mitad del año, encadenándose con la inversión pública, va a prender ese chispazo para reactivar esta inversión del sector privado.
La Confiep pidió dos señales al presidente Vizcarra: que salga Tía María y el impulso al régimen agrario. ¿En Moody’s también requieren alguna señal para ver un impulso a la inversión?
El régimen agrario es crítico, incluso más que Tía María, que tiene problemas de conflictos sociales e, incluso, oposición del gobernador regional, pero sí sale en buena hora. En cuanto a voluntad del Gobierno la señal tiene que ser el régimen agrario porque podría crear 50 mil empleos directos en un muy corto plazo. Más allá de eso, no creo que haya nada, de forma realista, que esté en la mesa.
Parece escéptico de que se pueda hacer alguna reforma, pese a que el plan de competitividad planteara algunas…
Efectivamente. Por el hecho de que no ha habido un apoyo desde la parte más elevada del Gobierno. No hemos visto al presidente ni al primer ministro saliendo a empujar las reformas de la flexibilización del mercado laboral. No creo que haya mucha convicción. Es más una medida que viene del MEF, con muy buena intención, pero no hay consenso del presiente y el premier para apoyar esta medida. Somos bastante escépticos.
Con todo esto, ¿la calificación crediticia de Perú sigue siendo sólida?
Es frágil y esa fragilidad hay que cuidarla, porque el Perú ya no es la estrella de crecimiento de la región y sigue teniendo estos problemas institucionales. Lo único que nos queda es la fortaleza fiscal y si es que se abandona, nos volvemos un mediocre más de Latinoamérica.
¿Qué se tiene que hacer para evitar ser un país mediocre?
No solo hay que mantener la prudencia fiscal, sino que hay que buscar nuevas formas de impulsar el crecimiento para nuevamente tratar de darle dinamismo a la economía. Hoy en día, el pilar fundamental que está apoyando la calificación es la fortaleza fiscal, en algo la resiliencia.
Si solo vemos el número del déficit, sí se nota una gran fortaleza fiscal, pero si vemos la ejecución la situación cambia.
Hay bastante fortaleza fiscal y hay espacio para utilizar algo de los recursos, pero cumpliendo con las metas. La trayectoria fiscal que se ha planteado es creíble y el Estado peruano goza de esta credibilidad que no existe en el resto de la región. Eso hay que cuidarlo. Pero también hay que tratar de generar más dinamismo económico.
¿Eso qué tan complicado puede ser?
De los dos pilares que se tenían antes, uno ahora está un poco cojo, que es el crecimiento, y el otro, el tema fiscal, sigue siendo sólido, pero se puede usar de manera más inteligente para estimular la economía.
¿El margen fiscal no se ha usado con inteligencia?
De manera inteligente significa no cambiar la trayectoria, sino utilizar los espacios que se han generado sin modificar la regla que tiene la meta de 1% de déficit fiscal al 2021. Abandonar esa meta sería catastrófico porque allí no tendríamos, por un lado el pilar económico, dando todo lo que podría dar, y por otro lado, tampoco tendríamos el pilar fiscal y allí sí probablemente estaríamos hablando de una perspectiva negativa.
Aún hay quienes piensan que será difícil cumplir con el déficit de 1% al 2021.
Se debe mantener la meta y si no se llega, no importa, uno se puede pasar de sus metas fiscales y se puede reiterar el compromiso con cumplirlas en otro momento. Pero el hecho de estar cambiando la regla nuevamente ya estaría comenzando a dar señales de que se empiece a perder la credibilidad fiscal, además que no es bueno para dar señales de predictibilidad de la política.
¿Pasarse de la regla no es grave para la calificación?
Pasarse no es grave, no es lo óptimo, pero a fin de cuentas la idea sería mantener la trayectoria o por lo menos la regla y hacer los mejores esfuerzos por tratar de llegar. Si no se puede, pues también se debe entender la situación y las condiciones de por qué no se llegó.
¿Lo grave sería volver a cambiar la regla?
Exactamente, porque te resta credibilidad. Es curioso porque tienes este equilibrio donde tienes el lado fiscal donde tienes que tratar de lograr la regla y llegar a la meta y, al mismo tiempo, utilizar el margen para estimular la economía. No solo de estímulo fiscal se puede vivir, sino también de reformas y medidas, y eso es lo crítico.
¿Hasta cuándo el Gobierno puede estar tranquilo con esta calificación frágil?
Esta calificación de A3 con perspectiva estable nos da tranquilidad hasta por lo menos los primeros meses del 2021, pero de allí ya comienza un periodo electoral donde vamos a tener que ver cuál es la agenda del siguiente gobierno que debería apoyar la fortaleza económica, si no lo hace, va a afectar fuertemente sobre la calificación.
PREVISIÓN A MEDIANO PLAZO
“Las elecciones del 2021 marcarán la pauta del destino de la economía”
El vicepresidente del grupo de Riesgo Soberano de Moody’s, Jaime Reusche, afirmó que las elecciones generales, para presidente y congresistas, que se realizarán el 2021, serán claves para marcar el destino que tendrá la economía peruana.
“La elección del 2021 es importante, no solo por ser el bicentenario, sino por el hecho de que marcará la pauta del destino económico que quiere seguir el país en el mediano plazo”, dijo.
Explicó que existen presiones sobre la economía por el lado social, porque no crece a las tasas que debería, hay bastante ruido político, entre otras. “La configuración política va a ser bastante importante y la agenda de política macrofiscal del siguiente Gobierno va a determinar el destino de la calificación y la perspectiva”, afirmó Reusche. Respecto a un cambio en la determinación de la meta fiscal de 1% del PBI, debido a que el ministro de Economía y Finanzas, Carlos Oliva, anunció que el Fondo Monetario Internacional (FMI) evalúa si esta cifra es la adecuada, el economista de Moody’s refirió que si bien es bueno que se haga esta revisión, hasta el 2021 esta trayectoria no debería cambiarse.
“Si luego del 2021 se quiere cambiar, perfecto, es totalmente saludable, pero la trayectoria actual se diseñó, se ha hecho un gran esfuerzo para tratar de mantenerla, la credibilidad del Estado está detrás de esta regla hasta el 2021”, refirió.
Añadió que actualmente el Perú está muy cerca de cumplir la regla, pues por el hecho de no ejecutar los recursos ya se está con un déficit de 1.5% y si aún se expandiera a 2% este año, quedaría espacio para estimular la economía.
CIFRAS Y DATOS
3.8%
crecería la inversión privada no minera según la estimación sin corrección de Moody’s. La inversión privada total crecería 5.5%.
Déficit. La calificadora internacional prevé que el déficit fiscal terminará el 2019 en 2% del PBI.
Deuda. La deuda pública se ubicaría en 26.5% del PBI este año.