En junio de este año el PNUD, PAPEP e IDEA Internacional presentaron el informe “Perú: la oportunidad de un nuevo ciclo de desarrollo”. El estudio reconoce que el país ha venido creciendo a tasas apreciables y que la pobreza se ha reducido, pero llama la atención acerca de lo que sería el punto débil del crecimiento peruano: el estancamiento del salario real. Señala que “en la última década la parte del capital en el producto total se ha incrementado considerablemente, del 59% al 63%, mientras que la parte de los salarios ha decrecido del 24% al 22%. En términos comparativos, esta distribución se encuentra entre las más extremas de la región y es la que más penaliza a la masa salarial” (p.33). En, resumen, la economía peruana ha crecido más que el promedio de América Latina, pero el poder adquisitivo del sueldo se ha incrementado poco, menos que en otros países.
De allí a concluir que el crecimiento peruano es el crecimiento de las grandes empresas a costa de los asalariados, no hay sino un paso. El informe no llega a decirlo explícitamente, pero sí postula un escenario ideal futuro en el que el Estado abandone su rol subsidiario y “asuma un rol orientador y promotor en la economía” (p. 88). Un escenario, en suma, en el que se haya cambiado el modelo que ha permitido reducir la pobreza a la mitad en siete años.
Pero resulta que no es verdad que la parte de las remuneraciones haya caído. Según el documento Cuentas Nacionales del Perú 2007 del INEI, presentado en noviembre del 2011, que cambia el año base de 1994 al 2007, registrando la nueva estructura productiva, del gasto y de ingresos del país, las remuneraciones, por el contrario, han pasado de un 25% del PBI en 1994 a 31% en el 2007 (ver gráfico). Debe señalarse, además, que dentro de los ingresos del capital, o de explotación, están los generados por los trabajadores independientes (su auto remuneración y sus ganancias) que representan el 34% del total. Esto último tampoco se menciona, por supuesto.
Con esto se cae el último refugio argumental de los opositores al modelo económico: que la participación de los salarios estaba cayendo. No solo somos el país que mas ha crecido en América Latina en los últimos 11 años, y con la menor inflación; no solo hemos reducido la desigualdad de 0.53 a 0.46 (Gini) entre 1997 y 2010, sino que la participación de los salarios en el ingreso global se ha incrementado. Y todavía se pretende cambiar el modelo con una mayor intervención del Estado en la economía. Dios nos libre.