Por: Iván Arenas
Perú21, 25 de agosto del 2023
“Es cierto que son las poblaciones aledañas las que más se favorecen, pero el caso es que es la inversión privada la que genera el crecimiento donde el Estado fracasa y fracasó”.
No obstante de todos los ataques desarrollados en su contra, nadie, absolutamente nadie, salvo por tozudez ideológica, podría negar la enorme contribución social y económica de la minería moderna al crecimiento y al desarrollo, sobre todo en las zonas donde están ubicadas las operaciones y proyectos.
Pero así como la agroexportación, otro puntal económico, ha permitido la emergencia de una sociología de clases medias alrededor del campo, la minería moderna ha logrado la emergencia también de una clase media, al margen del Estado; y de pronto allí donde había comuneros pobres hoy hay empresarios proveedores o trabajadores formales con todos los derechos sociales y laborales.
Es cierto que son las poblaciones aledañas las que más se favorecen, pero el caso es que es la inversión privada la que genera el crecimiento donde el Estado fracasa y fracasó.
Decir que hay una sociología alrededor de la minería moderna no es en absoluto baladí, quimera o exageración sino todo lo contrario. Miren si no la reducción de pobreza, el índice de desarrollo humano y la disminución de desigualdades. Solo tres ejemplos en Espinar, Challhuahuacho y San Marcos, la pobreza se redujo en más del 50%. ¿Adónde se fue toda esa gente que salió de la pobreza, mejoró ingresos y servicios? Pues a la nueva clase media emergente.
Ahora bien, una pregunta cae de madura; ¿Y el Estado? Podríamos decir que “ay, siguió muriendo”, sin embargo, ello no resuelve nada. Allí donde empresas mineras de clase mundial reducen pobreza, generan empleo, también conviven con un Estado ineficiente y de segunda división. ¿Y Entonces?
Una de las claves, todo parece indicar, es cambiar el enfoque y el modelo de la gestión estatal y del desarrollo en general. El actual modelo estatal no reduce las brechas sociales, no construye infraestructura y no genera bienestar. Los planes y programas de desarrollo (un saludo a la bandera) no están alineados entre las instancias comunales, locales y regionales. Además, no se aprovechan y fortalecen las ventajas comparativas y se las articula al mercado. ¿Cuánto dinero público se gasta en obras que no sirven para nada como en programas de desarrollo productivos que no funcionan? Distritos y provincias similares, con abundantes recursos y presupuestos provenientes de la minería se han convertido en feudos de ineficiencia y corrupción.
Debemos reconocer que hay una nueva sociología de clases medias en un Estado ineficiente e ineficaz. Una esquizofrenia intolerable.