Iván Alonso
El Comercio, 24 de enero del 2025
“La gente no lo hace responsable por ese aumento de la inflación a un nivel que no veíamos en más de 20 años”.
El 2024 terminó con la inflación más baja en cinco años. Ya en enero pasado había regresado, después de dos años y medio, al rango objetivo del 1% al 3% del Banco Central de Reserva (BCR). A partir de abril, se ha mantenido cerca del punto medio de ese rango. El BCR ha sido aplaudido por el control de la inflación. Pero no olvidemos cómo fue que se salió de control.
La inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario. Ni la pandemia ni la guerra causan inflación. Lo que puede causar inflación es la manera como los bancos centrales responden a esas circunstancias. Es verdad que con la pandemia hubo un aumento de la inflación en todo el mundo, pero también es verdad que todos los bancos centrales reaccionaron de manera similar.
Desde abril del 2020 hubo en el Perú una rápida expansión de la liquidez. Con los rezagos usuales, esa mayor liquidez se diseminó por toda la economía, aumentando el poder de compra y empujando los precios hacia arriba. Un año después, en junio del 2021, la inflación se salió del rango objetivo.
Esa expansión obedeció a las medidas adoptadas para enfrentar los efectos económicos de la pandemia, principalmente al programa Reactiva. El BCR inyectó S/50.000 millones para mantener a flote a miles de empresas que estaban en peligro de hundirse. Otras simplemente decidieron flotar a sus expensas, aprovechando las ínfimas tasas de interés a las que se ofrecían los fondos para, entre otras cosas, comprar camionetas alemanas. Puede admitirse que un programa así era necesario, aunque habría sido menos necesario si el gobierno no hubiera sido tan puntilloso en la aprobación de las solicitudes para la suspensión perfecta de labores y hubiera permitido que los trabajadores afectados por esa figura legal retiraran sus CTS, que para eso existen. Menos empresas habrían estado urgidas de liquidez, y menos liquidez se habría tenido que inyectar. La inflación no habría llegado adonde llegó.
Felizmente, la expansión de la liquidez se frenó a inicios del 2021. A mediados del 2022, otra vez con el rezago usual, la inflación comenzó a moderarse.
El episodio no ha dañado la credibilidad ganada por el BCR a lo largo de los años como garante de la estabilidad monetaria. La gente no lo hace responsable por ese aumento de la inflación a un nivel que no veíamos en más de 20 años. El BCR lo atribuye, suponemos, a un acontecimiento imprevisto e irrepetible. En los próximos años tendrá que demostrar que fue así.