Ismael Benavides
Expreso, 12 de julio del 2024
A raíz de las agresivas declaraciones del director de Soberanía Territorial de la Cancillería Colombiana que negó la soberanía peruana sobre la isla Santa Rosa en el río Amazonas, es bueno recordar que un día como hoy, el 12 de julio de 1911, hace 113 años, las fuerzas combinadas del Ejército y la Armada Peruana hicieron flamear el pabellón nacional después de expulsar al Ejército Colombiano de territorio peruano en la zona denominada como La Pedrera sobre el río Caquetá. Este fue uno de los principales acontecimientos armados en la compleja relación limítrofe entre Perú y Colombia en la primera mitad del siglo 20, felizmente cerrados, pero que hoy el irresponsable Petro se ha atrevido a revivir.
Según fuentes de las FFAA, documentadas por el coronel EP Gino Raúl Fuentes Morante, a principios de 1911 el Gobierno colombiano envió una expedición militar al mando de los generales Isaías Gamboa y José María Valencia a ocupar territorio peruano en la margen derecha del río Caquetá, incluyendo la Pedrera. En respuesta, el presidente Augusto B. Leguía envió el batallón de infantería No 9 ubicado en Chiclayo, y bajo las órdenes del Tte. coronel Óscar R. Benavides a expulsar al enemigo. Después de una sacrificada marcha de 45 días atravesando Cajamarca, Amazonas y San Martín los militares llegaron a Iquitos dónde se embarcaron en la cañonera América de la Marina de Guerra, apoyados por 3 lanchas civiles, la Loreto, la Tarapoto, y la Estelita, navegando por el río Amazonas y el Caquetá hasta llegar al lugar denominado la Pedrera.
Antes del inicio del desalojo de las tropas colombianas el 10 de julio, el Tte. coronel Benavides se dirigió a sus tropas con el siguiente mensaje: “La misión encomendada al batallón de recuperar el territorio patrio invadido por un enemigo de la nación es la misión más honrosa que se ha confiado a todo cuerpo regularmente constituido… debemos cumplir la misión que hasta acá nos ha traído, obteniendo una victoria que dé gloria a la patria… mañana a nuestro regreso estaremos orgullosos de haber cumplido con dar el ejemplo como un soldado peruano debe cumplir la misión que la patria le confía.”
Ese día, después de darle un ultimátum infructuoso al general Gamboa, el Ejército peruano empezó el desalojo e iniciándose el enfrentamiento entre las embarcaciones peruanas y las tropas colombianas, causando numerosas bajas al enemigo y también el sacrificio de varios peruanos, entre ellos el subteniente Alberto Bergerie, y el teniente César Pinglo a bordo de la lancha Loreto. Después de encarnizados combates el Ejército peruano logró expulsar a las tropas colombianas y el 12 de julio, un día como hoy, flameó el glorioso pabellón nacional sobre la Pedrera.
El tesón y valentía del batallón No 9 que bregó 45 días para llegar al campo de batalla, y el valor y entrega por la patria de las fuerzas que se enfrentaron al enemigo y ofrendaron su vida en defensa de nuestro territorio, es un evento en nuestra historia que debemos recordar especialmente hoy frente a las pretensiones colombianas sobre la isla Santa Rosa.
Esta epopeya debe refrescar nuestro patriotismo y hoy cuando muchos peruanos y falsos nacionalistas le regatean reconocimientos a nuestras Fuerzas Armadas que enfrentaron por nosotros al enemigo interno, el terrorismo, desde Chuschi hasta Chavín de Huántar, no debemos permitir a quienes pretenden reescribir la historia impedirnos ser generosos con ellos, y con aquellos que dieron su vida para que hoy tengamos fronteras cerradas y el Perú pueda vivir en paz.