Por Ismael Benavides
Expreso, 27 de octubre del 2023
Quizás suene un poco dramático el título de este artículo, pero ya que todo el mundo está hablando de recesión es importante poner las cosas en contexto.
La última recesión que tuvimos fue en 1998, hace 25 años, y fue causada por factores externos a la economía, el Niño de ese año que fue considerado muy fuerte, con un gran daño a infraestructura y sectores productivos, y la crisis de la deuda asiática y rusa que afectó los flujos de capital a los países emergentes, y restringió no solo el crédito externo al gobierno y la banca sino el flujo de inversión extranjera. Además, el Perú recién había reestructurado su deuda externa con el plan Brady en 1996. El impacto de estos eventos fue muy fuerte sobre la aún incipiente recuperación económica peruana. Si bien la economía peruana había crecido en promedio a 6.84% anual los 5 años anteriores, el golpe fue muy fuerte, y en 1998 el PBI cayó -0.4%, y sectores enteros de la economía fueron muy afectados como la pesca, el agro, la industria y la construcción, y como consecuencia cuatro bancos quebraron y todo el sistema financiero quedó herido, y además el gobierno y el BCR no tenían espacio fiscal o monetario para hacer una política contra cíclica como lo tienen hoy. La salida fue dura y dolorosa y tomó hasta el año 2000.
Pero hoy el país es otro y por lo mismo tiene más margen de maniobra y posibilidad de reacción. Al 31 de diciembre de 1997 el Perú tenía US$ 10,670 millones de reservas en el BCR, hoy, al 31 de diciembre del 2022 US$ 71,803 millones y los activos del sistema financiero eran 39,600 millones de soles, y hoy al 31 de diciembre de 2022 son 379,508 millones de soles y además tenemos grado de inversión que nos permite tener tases de interés bajas y acceso a crédito externo. Esto ha permitido que el Perú pueda hacer frente a las crisis y hacer políticas contra cíclicas, como se hizo en el 2020 con el programa “Reactiva” con el BCR, o yendo más atrás cuando el Perú salió airoso de la crisis del subprime en el 2009 creciendo 8.3% al año siguiente.
La recesión de hoy encuentra un país mucho más fortalecido financieramente para hacerle frente a una recesión, e incluso con más posibilidades de hacerle frente al Niño en ciernes. Sin embargo, tiene muchas otras debilidades, solo ha crecido un 2.33% anual promedio en los últimos 5 años hasta el 31 de diciembre del 2022, la inversión privada está de caída y cerrará este año un 7% negativa, al igual que el consumo privado y no hay política expansiva de gasto del Estado que la compense. En suma, la recesión que hoy vivimos a diferencia de la de 1998 y la caída del 2008 es casi totalmente la hechura de gobiernos incompetentes en la última década, en particular el último quinquenio y obedece más a causas de políticas equivocadas que a eventos externos.
Por lo mismo, el país puede remontar esta situación con políticas correctas y una gestión efectiva y audaz, aprovechando nuestras fortalezas macroeconómicas, ya que tenemos una inflación cayendo, altas reservas en el BCR, un sistema financiero sólido, tenemos grado de inversión, y una población hacendosa ávida de trabajo. Frente a ello las debilidades son superables, en primer lugar, desconfianza y expectativas negativas entre empresarios y consumidores, violencia e inseguridad que requieren acción decidida y rápida, y espacio fiscal restringido, pero con capacidad de movilizar capitales e inversión. Recetas para reactivar la economía hay varias, pero lo que se necesita en primer lugar es decisión y gestión, acompañada de políticas y señales de estabilidad firmes por el gobierno, enterrando el fantasma de una nueva constitución y fortaleciendo la democracia.