Por: Ismael Benavides
Expreso, 9 de Junio del 2023
El Banco Mundial acaba de anunciar su nueva proyección de crecimiento del PBI mundial de 2.2% para el 2023; la OCDE, algo más optimista, predice 2.7%. Estas cifras reflejan una fuerte desaceleración de la economía mundial frente al 6% de crecimiento en el 2021 y 3.1% el 2022. La caída se debe al impacto de las políticas antiinflacionarias de los Bancos Centrales de las principales economías del mundo, con el alza de tasas de interés para reducir la demanda y “enfriar” sus economías afectadas también por el alza del petróleo y los commodities en el 2022.
Latinoamérica no es ajena a esta situación y el Banco Mundial prevé un crecimiento de tan solo 1.5%, el antepenúltimo en el mundo, solo superado por los países desarrollados que crecerán 0.7% y Europa Central a 1.4%. Como bien dice Don Julio Velarde, Latinoamérica corre el riesgo de convertirse en insignificante, pues frente a estos magros crecimientos, China y el Sudeste Asiático crecen a tasas sobre el 5%, inclusive África sobre el 3%. Más aún si añadimos las malas políticas de los regímenes de izquierda que abundan en la región, que harán daño económico no solo en lo inmediato, sino que la empobrecerán a largo plazo como hemos visto en Venezuela y Argentina y se avecina en Colombia y México.
Según el Banco Mundial el Perú crecerá 2.2% en el 2023, según la OCDE 1.7%. Otros analistas apuestan a que será menor, después de una caída de 0.4% en el primer trimestre y un “Niño” ad portas para fin de año. En todo caso, un poco más o un poco menos, estos crecimientos no son suficientes para las necesidades del país, creando empleo y reducir pobreza.
La gran pregunta es qué debe de hacer el Perú en este contexto en que las grandes economías están recesadas o desaceleradas y la menor demanda se está reflejando en una caída de precio de nuestras principales exportaciones. Más aún si nuestra economía viene afectada por la inestabilidad política de 6 presidentes sucesivos en 5 años, coronados por el Gobierno de Castillo y un Congreso desacreditado, que solo han generado desconfianza y una fuerte caída en la inversión privada.
En este entorno no podemos tener expectativas de un gran crecimiento, pero debemos tratar de parar la caída de la economía y prepararnos para cuando el mundo vuelva a crecer en 12 a 18 meses, y allí aprovechar nuestras fortalezas. Me permito entonces hacer algunas sugerencias:
-En primer lugar, lanzar una gran campaña con legislación más dura y mecanismos seguros de denuncias, que resulte en una verdadera y efectiva campaña contra la corrupción tanto en el sector público como el privado.
-Empezar a generar confianza en la inversión privada nacional y extranjera aprovechando las fortalezas macroeconómicas del Perú, reservas internaciones altas, relativo bajo endeudamiento público, déficit fiscal controlado, y una moneda estable e inflación a la baja, con un marco legal promotor: Somos únicos en Latinoamérica.
-Hacer más roadshows internacionales para promover las fortalezas macroeconómicas del Perú y su democracia, con la finalidad de promover la inversión privada que solo este año ha caído más del 10%.
-Cerrar contratos y anunciar proyectos concretos de inversión pública y privada. No bastan palabras amigables de la Presidenta o el Premier; se necesita temas concretos.
-Lanzar un plan agresivo de eliminación de trámites y barreras burocráticas en todos los estamentos del Estado que atentan contra la productividad.
-En un año de menor recaudación, se requiere un manejo firme del gasto corriente en el Estado, congelando incrementos de personal y aumentos de remuneraciones, suspender asesorías y consultorías y reducir el gasto en bienes y servicios que se traducen en almuerzos congresales o chalecos bordados para los ministros, funcionarios y otras banalidades.
-Hacer un “shock de inversiones” como se hizo en el 2007 añadiendo al presupuesto los saldos no gastados de presupuestos anteriores, los excedentes de recursos en todas las OPD del Estado, desde Sunat hasta Osinergmin, entre otros, e invertirlos en obras nuevas o en curso, incluso recentralizando algunas de las miles de obras paralizadas a nivel nacional para terminarlas, generando así empleo.
-Repotenciar Proinversión para retomar las asociaciones público-privadas y concesiones, sin adendas, solo aquellas que pide el Estado, y realizar la infraestructura que el país necesita.
Las mencionadas sugerencias pueden ejecutarse por el Ejecutivo, sin casi leyes del Congreso, solamente se requiere decisión y creatividad del Gobierno. “Punche Perú” está bien, pero nuestro país necesita un “shock” de confianza, y palabras no bastan.