Ismael Benavides
Expreso, 18 de octubre del 2024
Cuando hablamos de sistema financiero, es el conjunto de instituciones, llámese bancos comerciales, cajas municipales y rurales y financieras, sin incluir los fondos de pensiones o los seguros de ahorro. Como está establecido en la teoría económica, el ahorro es igual a la inversión; por lo tanto, el ahorro en los sistemas financieros permite financiar el crecimiento de los países. Medido por el crédito al sector privado, los países desarrollados tienen altos índices de crédito al sector privado; por ejemplo, Estados Unidos tiene 200% del PBI, Japón 200%, Europa 120% y China alrededor de 220%, pero con una gran banca en la sombra y bancos muy debilitados por la crisis inmobiliaria. Lo que estos altos índices reflejan es que estos países cuentan con ahorros y capitales para crecer y financiar su desarrollo, incluso invertir en el exterior. En la región, Chile tiene un crédito al sector privado de 130% del PBI, Brasil 70%, Colombia 55% y el Perú solo 42%. Sin embargo, el Perú ha progresado considerablemente desde 1990, cuando el crédito al sector privado era de 7% del PBI, y gracias a las políticas implementadas por el gobierno de Alberto Fujimori, el sistema financiero ha crecido notablemente y hoy llegó a 42% del PBI, con altos índices de inclusión financiera de más de 20 millones de peruanos a través de las innovadoras billeteras electrónicas.
El sistema financiero peruano está compuesto por 16 bancos comerciales, incluyendo el Banco de la Nación, 11 cajas municipales, 4 cajas rurales y 9 financieras, así como múltiples cooperativas de ahorro y crédito. Los 15 bancos privados o son 100% de propiedad extranjera o cotizados en la bolsa de Nueva York, como el BCP e Interbank, lo que refleja, por un lado, el interés de la banca internacional por participar en un mercado creciente como el peruano, y, por otro, la solidez de nuestro sistema financiero.
Esta solidez se refleja en la alta capitalización del sistema bancario peruano que ha podido holgadamente cumplir con los estándares de Basilea II y una estricta supervisión bancaria con legislación clara y estable. Lo ocurrido en la última crisis financiera internacional desde 2021, que significó la fuerte alza de las tasas de interés por el impacto de la inflación post-COVID y la guerra de Ucrania con Rusia, así como el impacto del Niño del 2023, que llevó a un fuerte incremento en la morosidad de los créditos y en las pérdidas que incurrió el sistema financiero, ratificó que tenemos un sistema financiero en general sólido. Todo indica que se superaron las continuas quiebras de bancos cuando había una crisis económica nacional o internacional, o la presencia de un Niño. Basta recordar que en 1983 quebraron 3 bancos importantes y el Banco Continental absorbió 3 bancos regionales que quebraron; a inicios de los 90, el gobierno de Fujimori tuvo que liquidar toda la quebrada banca de fomento y el Banco Popular, también privatizando Interbank y el Banco Continental. A raíz del Niño de 1998 y la crisis asiática, en 2001 quebraron el Banco Latino y dos bancos comerciales con un costo de más de US$300 millones para el Estado. De entonces a la fecha, el sistema financiero se ha consolidado, y con excepción de la Caja Sullana y Credinka, logró salvar con tranquilidad la reciente crisis del 2020 al 2023.
Como país, debemos ponernos una meta de que el crédito del sistema financiero al sector privado llegue al 100% en los próximos 10 años, lo que también se reflejará en un mayor crecimiento de la economía. El gran reto de las autoridades económicas y de supervisión bancaria es mantener las altas exigencias en los estándares de la banca y la formación de bancos nuevos, y apoyar a retomar el crecimiento del mercado financiero, que en el quinquenio 2018-2022 venía creciendo a un promedio de 7% anual y hoy solo lo hace a 0.9%. Esto, además, permitirá a los bancos mantener una rentabilidad adecuada para que se puedan capitalizar y competir con mayor solidez, así como prepararlos para cumplir con los requerimientos de Basilea III. Adicionalmente, apoyar la consolidación de las Cajas Municipales y entidades microfinancieras para continuar sirviendo adecuadamente al segmento de la micro y pequeña empresa, tan importante para el país.